domingo, 26 de agosto de 2012

¿De qué se ríe Sr. Presidente?


¿De qué se ríe Sr. Presidente?[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Felipe Calderón se promovió durante su campaña para la presidencia no sólo como el presidente del empleo, sino como el candidato que tenía las manos limpias. En seis años esas promesas de campaña devinieron realidad, una falsa realidad. Nunca en la historia de México había habido tantos desempleados, subempleados, empleos tan precarios y sueldos tan miserables incluso para quienes tienen estudios universitarios, sino que sus manos se encuentran manchadas por la sangre de más de sesenta mil muertos, según cifras oficiales.
Calderón quien inició su mandato teniendo que protestar entrando por la puerta de atrás del recinto del Congreso, sale por la puerta de atrás de la historia, dejando al país enfrascado en una crisis generalizada a nivel social, política, económica, institucional, alimentaria, ambiental y demás. Hasta su propio partido se encuentra en crisis. En esta entrega me referiré a la crisis ambiental, sobre todo por la producida por la industria minera.
La tercera parte del territorio nacional se encuentra concesionada a la explotación minera de empresas mayoritariamente extranjeras que emplean procesos tecnológicos para la extracción de los minerales que han sido prohibidos en muchos países por los daños ecológicos y sociales a gran escala que producen.  Más de 25 mil concesiones para proyectos mineros que no dejarán beneficio económico alguno de largo plazo a las comunidades ahí asentadas, pero sí una devastación que acentuará aún más su baja calidad de vida.
   En lo que va de este siglo, en plenos gobiernos panistas, se ha extraído el doble de la cantidad de oro y la mitad de plata, de la producida en 300 años de explotación colonial en la Nueva España. Investigadores de la Facultad de Economía de la UNAM sostienen que este pico de explotación minera, que pasó de una demanda de  100 millones de toneladas en 1900 a 3,500 millones en este momento, coincide con una aserie de fenómenos globales como el agotamiento de los recursos petroleros, la extinción de la biodiversidad, el declive de las reservas de agua dulce, el incremento de la acidez en los océanos, el aumento de la luminosidad nocturna y el cambio climático. Todo esto aderezado con una crisis económica y financiera internacional que mostró su fase más descarnada a partir de 2008 y que no tiene para cuando mejorar.  
Ello explica que el mundo viva una "fiebre" por la escasez mundial del oro, que se ha convertido en el único valor seguro de reserva para respaldar las monedas nacionales ante posibles escenarios de depreciación global. En 2002, la onza de 31 gramos se cotizaba en 350 dólares y supera los mil 600 en 2012, lo que convierte al oro en un recurso natural estratégico para la seguridad de muchos países.
El costo ambiental que tiene la explotación de oro y otros metales preciosos, especialmente cuando se realiza a cielo abierto, es colosal. No sólo porque se degrada considerablemente la cubierta de suelo convirtiéndola en una superficie inerte, incapaz de sostener vida, sino porque emplea enormes volúmenes de agua de fuentes superficiales y subterráneas para el proceso de extracción.
El agua usada suele quedar contaminada con cianuro y arsénico, dos venenos fatales de alta toxicidad, y otros metales pesados también muy peligrosos como el plomo y el mercurio, lo que afecta el suelo, la fauna, la flora, la producción agrícola y las posibilidades de consumo para la gente.
El polvo y gases producidos, el ruido y la vibración que genera la mina no son asuntos menores, porque se traducen en serios problemas de salud a la población de las comunidades aledañas, de tipo respiratorio y nervioso.
Las medidas de control, remediación y restauración ecológica que pueden aplicarse en procesos subterráneos de extracción, no funcionan para el páramo desolado que queda después de un aprovechamiento a cielo abierto.
Si al escenario anterior se agregan el incumplimiento de las normas, la descoordinación de las autoridades, la corrupción, el cinismo y otras pequeñeces, entonces podemos ver con claridad que las minas son verdaderas bombas de destrucción masiva, cuyos efectos padecerán por mucho tiempo quienes habiten cerca de ellas y otros no tan cerca.
Eso es a lo que nos exponemos los habitantes de Veracruz con la posible autorización de la mina Caballo Blanco. La autorización ha sufrido varios contratiempos legales, pero la empresa sigue trabajando y existe la justificada preocupación de que ahora que faltan menos de cien días para entregar la estafeta, el Sr. Calderón pasando por alto a la ley, a la ciencia y a la gente, salga con una autorización al vapor. Así acostumbran los políticos salientes a hacer las cosas, por lo que hay que estar muy alertas con esta amenaza.
Sin embargo y a pesar del desastre que deja tras de sí, el Sr. Calderón anda muy ufano, sonriente y hablando muy bien de sí mismo ─alabanza en boca propia es vituperio, reza el proverbio─. ¡Qué largo y pesado se me ha hecho este sexenio! 







[1] A publicarse en La Jornada Veracruz, el lunes 27 de agosto de 2012.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx.

lunes, 20 de agosto de 2012

Regreso a clases


Regreso a clases[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Hoy lunes 19 de agosto se inicia un ciclo escolar más. Casi 25 millones de estudiantes de preescolar, primaria y secundaria, lo que constituye el nivel de educación básica; de 10 a 11 años de escolaridad según si cursaron uno o dos años de preescolar. El ciclo concluirá el 5 de julio con dos periodos oficiales de vacaciones (Navidad y Semana Santa). Se tienen previstos 13 días de suspensión de actividades también oficiales: 17 de septiembre de 2012 y el 6 de mayo de 2013 (ambos por sucesión de días inhábiles o sea, en lenguaje coloquial, puentes), así como el 16 de septiembre, 2 y 19 de noviembre, 1 y 25 de diciembre de 2012 y los días 1 de enero, 4 de febrero, 18 de marzo, 1, 5 y 15 de mayo de 2013. Se supone que con esto se suman 200 días de clases como calendario formal.

Sin embargo, todos sabemos que esto no es real. A los días de suspensión de labores establecidos se añaden los días de la madre, del cumpleaños del maestro o maestra, los de aplicación de campañas, pruebas estandarizadas, visitas oficiales, aniversarios y demás; eso sin contar los paros por protestas, marchas por los más variopintos motivos y un infinito etcétera. En Veracruz, además, habría que agregar la suspensión con motivo de las fiestas del Carnaval y por las amenazas de huracanes o lluvias torrenciales. Y no hablemos de calidad.

Cada inicio de ciclo escolar es una pesadilla para los padres de familia. En las escuelas particulares destacan el aumento de colegiaturas, una lista excesiva de útiles de marcas determinadas que se incrementan cada año sin regulación alguna y los costos crecientes de las actividades adicionales en deportes, idiomas, computación y artes.

En las escuelas públicas, además de los útiles y uniformes, violando la Constitución se obliga a los padres a aportar cuotas ‘voluntarias’ o donativos que condicionan la inscripción de los niños por los comités y asociaciones de padres que presuntamente los administran. Son cuotas ilegales e ilegítimas que nadie sabe en qué y cómo se aplican porque hay un oscuro manejo de las mismas. La nueva modalidad es además solicitar a los padres materiales de limpieza, papel higiénico y otros enseres de marcas específicas.

La Secretaría de Educación Pública y los gobiernos de los estados se hacen de la vista gorda de esta flagrante violación del artículo 3°, porque de ese modo evaden su responsabilidad de suministrar los apoyos necesarios y hacerse cargo del mantenimiento de los planteles y de la infraestructura y materiales requeridos. Son muchos millones de pesos que desangran aún más el precario presupuesto familiar, pero representa una ínfima parte del presupuesto de otros muchos gastos inútiles del gobierno (campañas electorales, publicidad e imagen institucional, gastos de representación y más etcéteras).

Hábilmente y sabiendo del repudio social que generan, el Partido Verde Ecologista levantó como una de sus propuestas de campaña la eliminación de las cuotas. Una nueva farsa de esta caricatura de organización política.

Y todo para qué. Para que los niños reciban una educación deficiente e insuficiente. La educación pública del país se encuentra postrada a los pies de intereses políticos y sindicales. Mientras tanto observamos en los medios una patética campaña del SNTE deslindándose de la CNTE. Una pelea por intentar dejar claro quién es menos peor.

En medio de esta zona de desastre que es la educación pública del país, lo más lamentable de todo es que las cosas no tienen ningún viso de mejorar.





[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 20 de agosto de 2012, pág. 4.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

martes, 14 de agosto de 2012

Los juegos olímpicos y la realidad del país[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

En un país tan ávido de buenas noticias, la medalla de oro del seleccionado de futbol fue muy bien recibida. Lo mismo que las otras seis medallas de deportistas de los clavados, el arco y el tae kwon do. Lo que no termina uno de explicarse es cómo un país como el nuestro con el tamaño de la economía y con más de cien millones de habitantes podemos sentir que nuestra participación en estos juegos olímpicos fue exitosa con apenas siete medallas y en el lugar 39. La de oro fue muy significativa por ser un país futbolero. Pero no entiendo por qué no hubo representantes mexicanos destacados en atletismo y en boxeo, donde antaño estábamos en el pódium. Alguien no está haciendo la tarea y ya es hora –desde endenantes- de tomar decisiones radicales.
Vivimos en una depresión nacional en medio de la crisis política de unas elecciones impugnadas, la violencia sin freno, los 14 millones de mexicanos en la economía informal, los 7 millones de ninis entre 15 y 29 años en lo que ganamos, según la OCDE, medalla de bronce en 34 países, etc., etc., por lo cual haber ganado en futbol se siente como una bocanada de aire fresco. Es una gran inspiración.
Sin embargo, hay que reconocer que a pesar de las felicitaciones presidenciales y el júbilo nacional, el deporte, la cultura, el medio ambiente y la ciencia y la tecnología son temas de segundo y hasta de tercer orden en las prioridades  gubernamentales. Qué lejos estamos de España y Corea del Sur que con menos de la mitad de población, otorgan enormes satisfacciones en un montón de deportes en los que hace apenas veinte años no contaban. Eso se llama proyecto de país y planificación de largo plazo. Aquí nos la pasamos en los conflictos y antagonismos mezquinos que deshacen cada tres o seis años lo anterior para inventar nuevos programas. Donde los puestos públicos son trampolines, cotos de poder y arcas abiertas. Al fin que nadie rinde cuentas. Esa es la tragedia mexicana.

¡Ah, pero eso sí! Tenemos medalla de oro en obesidad infantil y de plata en obesidad de adultos en el mundo entero sólo después de los Estados Unidos. 5 millones de adolescentes son obesos. También tenemos medalla de plata en el consumo de refrescos, ya que 60% de las familias del país los incluyen en su dieta de todos los días, aunque ello represente el diez por ciento de lo que gastan en alimentación.
Y no digamos la comida chatarra, la que ni la misma SEP con todo y decreto pudo regular en las escuelas. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social, siete de cada 10 mexicanos tienen sobrepeso, debido a un creciente consumo de productos elaborados con harinas refinadas, azúcar y grasas vegetales con gran cantidad de calorías. Y lo que esto implica y va a implicar en el futuro próximo en el sistema nacional de salud con el incremento desmedido de enfermedades como la hipertensión, la diabetes tipo 2, los problemas cardiovasculares,  los derrames cerebrales, las enfermedades de la vejiga, la osteoartritis, la apnea del sueño y los problemas respiratorios, y hasta algunos tipos de cáncer (como endometrio, de seno y colon). Según la Secretaría de Salud, los problemas de obesidad ya le cuestan cada año al país 42 mil millones de pesos y una pérdida de productividad estimada en 25 mil millones. Gordos, sedentarios y deprimidos. Mala combinación.
Ven porqué no ganamos más medallas olímpicas, ni podemos aspirar a ganarlas en el futuro.


[1]Publicado en La Jornada Veracruz el martes 14 de agosto de 2012.

[2]Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

martes, 7 de agosto de 2012

Marx en todo su esplendor, pero Groucho[1]


Edgar J. González Gaudiano[2]

La situación que prevalece en relación con la aclaración de las irregularidades cometidas en la pasada elección me recuerda mucho a Groucho Marx. Una parte de la letra de la memorable canción “Sea lo que sea, estoy en contra” de este extraordinario comediante norteamericano de mediados del siglo pasado, dice

“No matter what it is
or who commenced it,
I’m against it.
Your proposition may be good,
But let’s have one thing understood,
Whatever it is,
I’m against it”.

Puesto en castellano tenemos: “No importa lo que sea o quien lo inició, estoy en contra. Su propuesta puede ser buena, pero dejemos algo claro, sea lo que sea, estoy en contra”.
Frente a un argumento tan poderoso como ese, no hay evidencia que valga, no existe motivo, causa o razón suficientes para siquiera cuestionar delitos electorales que han sido fehacientemente  comprobados; es más, que fueron empleados en forma abierta incluso como propaganda política. El “haiga sido como haiga sido” se ha elevado como epítome de nuestras jornadas electorales. Esta cínica cerrazón no conducirá sino a un incremento de la peligrosa polarización que se está incubando, en tanto las autoridades electorales integran su fallo sobre las impugnaciones recibidas.
Con el efecto hipnótico de la omnímoda trasmisión de los juegos olímpicos y la exaltación mediática de un nacionalismo trasnochado, pareciera que se acude a la solución ecológica acostumbrada por nuestra tradición política: ¡echarle tierra al asunto!
Quien piense que en eso consiste la normalidad democrática comete un error de interpretación, pues la masiva inconformidad no se está pudriendo con el circo deportivo y el tiempo transcurrido.
Y si el Trife vuelve a salir con el que no hay manera de conocer el impacto que las escandalosas violaciones a la ley tuvieron en los resultados, yo también estaré en contra.


[1] Publicado en La Jornada Veracruz el martes 7 de agosto de 2012, pág. 6.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx