lunes, 28 de enero de 2013

El medio ambiente en medios impresos veracruzanos


El medio ambiente en medios impresos veracruzanos[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Estudios recientes del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana, sobre las fuentes de información de las representaciones sociales del cambio climático en sus estudiantes de licenciatura y posgrado han mostrado que son la televisión y las redes sociales a las que más acuden para saber acerca de este tema. Eso es extensivo a prácticamente todos los temas del medio ambiente, como agua y biodiversidad, entre otros.

En otras palabras, es sobre la información obtenida en los medios de comunicación, especialmente los electrónicos, pero también los impresos, que está construyéndose el conocimiento del sentido común que los estudiantes y muchos otros grupos de población tienen sobre numerosos asuntos que están en el centro de sus vidas.

De ahí que sea tan importante analizar el tipo de información que se transmite en los medios de comunicación, para identificar qué pasos habría que dar para mejorar la cobertura informativa sobre el ambiente. En este sentido, el Observatorio Veracruzano de Medios que lleva el nuevo Centro de Estudios de Opinión de la misma UV, ha difundido los resultados de un estudio desarrollado el año pasado, mediante el cual le dio seguimiento a las noticias sobre medio ambiente que publicaron seis periódicos impresos en el estado, en función de su influencia regional. Es una muestra pequeña considerando los casi 70 medios impresos que circulan por el territorio veracruzano, pero permite una buena aproximación a la situación existente.

El estudio se desarrolló durante cuatro semanas entre el mes de septiembre y noviembre de 2012, para identificar los temas, los actores y el tratamiento que se da a la información relacionada con el medio ambiente y la sustentabilidad. Se construyeron nueve grandes categorías de análisis con sus respectivos subtemas, en función de los asuntos que se trataban en las notas informativas. Se identificaron 355 noticias. No sorprende que las que más frecuencia tuvieron fueran sobre los desastres y fenómenos naturales, el agua, la basura y la restauración ecológica, en ese orden[3].

Esos cuatro grandes “temas” condensan las preocupaciones principales que sobre el medio ambiente tienen los periodistas que cubren la fuente, pero en modo alguno los agotan. Llama mucho la atención la ausencia de información sobre asuntos estatales que han tenido una recurrente presencia en los medios, como el caso de la minera Caballo Blanco, la ampliación de Puerto de Veracruz y las micro-represas del rio Los Pescados, por citar algunos. No es posible saber con la información reportada si se trata de un recorte del objeto de estudio o si responde a la fluctuación noticiosa de dichos medios.

Llama también la atención que los actores que con más frecuencia aludían a esos temas fueran los alcaldes y funcionarios municipales (148), seguidos de colonos, vecinos y habitantes de poblados (62) y de dependencias y funcionarios estatales (56). Un rasgo muy característico es que suele aludirse a estos temas cuando se convierten en nota roja, es decir, denuncias, desastres, accidentes, etc. y las correspondientes respuestas de la autoridad responsable a través de anuncios de programas y acciones. 

Destaca de igual forma en los hallazgos, el hecho de que las referencias a los desastres ocasionados por fenómenos hidrometeorológicos, se califican casi siempre de naturales. Ya hemos abordado este tema en otras entregas, en cuanto a que dichos desastres no tienen nada de naturales, sino que son riesgos mal gestionados por la autoridad y la población, que suelen estar caracterizados por omisiones, ignorancia, ineficiencias e incluso corrupción. El que en la representación social de los desastres se asuma que son naturales, hace que la autoridad y los empresarios implicados se laven las manos culpando a dios o a la naturaleza de los mismos. Este debiese ser un foco de atención de los programas educativos en varios niveles, si queremos avanzar en materia de gobernanza, responsabilidad social y rendición de cuentas.      



[1] Publicado en La Jornada Veracruz el lunes 28 de enero de 2013, pág. 6.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargoznalezgaudiano.blogspot.mx
[3] Consúltese http://www.uv.mx/blogs/obvio/observatorio-de-medios/desastres-naturales-basura-y-problemas-de-agua-los-principales-temas-en-la-prensa-de-veracruz/

lunes, 21 de enero de 2013

Medio ambiente y crecimiento económico: El divorcio continúa


Medio ambiente y crecimiento económico: El divorcio continúa[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Cuando en los años setenta comenzaron a aparecer las preocupaciones internacionales por el deterioro del medio ambiente como una consecuencia del modelo de desarrollo, se comenzó a señalar a nivel de discurso político e institucional que el desarrollo visto como crecimiento económico y la conservación de la calidad del medio ambiente, no eran incompatibles.

La aparición del concepto de desarrollo sustentable en los años ochenta fue un resultado más consolidado teóricamente de esta orientación discursiva. En el camino quedaron propuestas menos afortunadas como el ecodesarrollo y el desarrollo endógeno, que se rechazaron por considerarse peligrosas para los poderosos grupos de interés internacional.

A partir de entonces el desarrollo sustentable ha sido esgrimido como bandera por prácticamente todas las filiaciones ideológico-políticas. Sin embargo, escudados detrás del discurso del desarrollo sustentable se siguen cometiendo grandes barbaridades. Esto es más evidente en el marco de una crisis económica y financiera internacional que entra ya en su quinto año, sin que veamos en el corto plazo salidas a la misma. Estados Unidos con su precipicio fiscal y varios países europeos con serios problemas de desempleo y cuantiosas deudas, son sólo las partes visibles de un iceberg descomunal.

Como la globalización se ha profundizado ahora somos mucho más dependientes y vulnerables a las fluctuaciones del contexto mundial, sobre todo las de los países centrales. Las marcadas asimetrías entre los países ricos del norte de elevado nivel de producción y consumo y los países pobres del sur cada vez más atrapados por los factores estructurales de la pobreza y del endeudamiento, incrementan el riesgo de violentar la convivencia de las sociedades humanas y la integridad ecológica del ecosistema planetario.

Todo ello ha dado origen a lo que algunos autores han llamado la sociedad del riesgo global, vista como una fase del desarrollo de la sociedad moderna donde los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar de las instituciones de control y protección de la sociedad industrial.

Daños sistemáticos a menudo irreversibles como los que se producen en el medio ambiente; agudización del proceso de desigualdad social; vacío institucional y político frente a poderes fácticos; desencanto social y pérdida de significados sociales compartidos; individualización a ultranza y carencia de identidades colectivas; incremento de la incertidumbre y ausencia de proyecto de futuro, son algunas de las características de la sociedad de riesgo, en las que no es difícil reconocernos como país.

De ahí que preocupa mucho que en la reorganización de los cinco gabinetes temáticos que ha delineado el presidente Enrique Peña Nieto, a saber: “Mejorar la economía del país para lograr la prosperidad”, así como en la “México en Paz”, “México incluyente”, “México con educación”, “México con crecimiento económico” y “México con responsabilidad global”, encabezados por las secretarías de Gobernación, Desarrollo Social, Educación, Hacienda y Relaciones Exteriores, respectivamente, la política ambiental quedase dentro del gabinete de “México con crecimiento económico”.

Se corre el riesgo de que las prioridades ambientales del país, que son muchas, importantes y complejas, se subordinen aún más a las necesidades de crecimiento económico, creación de empleos, atracción de capitales, dinamización del mercado interno, etc. etc.

En otras palabras, si el cuarto eje de gobierno será lograr un México próspero que busque que los recursos naturales se aprovechen de manera sustentable junto con una aceleración del crecimiento económico, es muy probable que, en los hechos, eso signifique simple y llanamente crecimiento económico a cualquier costo. No hay nada que nos permita pensar de otra manera.

Para documentar nuestro pesimismo, el propio secretario de medio ambiente y recursos naturales, Juan José Guerra Abud, ha declarado que las políticas públicas a implementar en materia ambiental impulsarán un crecimiento económico sustentable que propicie mayor equidad para todos los mexicanos, por tratarse de un derecho constitucional. Veremos.

 



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el 21 de enero de 2013, pág. 2.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargoznalezgaudiano.blogspot.mx

lunes, 14 de enero de 2013

El medio ambiente en la reforma educativa


El medio ambiente en la reforma educativa[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

La propuesta de reforma educativa que se discute en este momento en las legislaturas estatales, sin duda alguna será aprobada pese a la resistencia del grupo dirigente del SNTE y el próximo amparo colectivo que pretenden presentar el día de mañana. Al día de hoy doce estados incluido Veracruz la han aprobado y sólo faltarían otros cuatro para que sea legal. 

Sin embargo, una de las omisiones de dicha reforma ha sido el tema del medio ambiente. Asunto de suyo prioritario que no puede soslayarse en los esfuerzos institucionales por fortalecer la calidad del sistema educativo. La única referencia a los contenidos de la educación ambiental en  la reforma es la de la comida (que no alimento) chatarra y está más enfocada en la perspectiva de la educación para la salud por el problema de la obesidad adulta e infantil que padece el país. Medalla de plata en obesidad de adultos y de oro en obesidad infantil a nivel mundial, no es poca cosa y ya era hora de enfrentar el asunto en serio.  

Pero quizá por eso, la propuesta que se hiciera desde el Consejo Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad de que fuera puesta al día la Estrategia Nacional de Educación Comunicación y Capacitación Ambiental, ha sido asumida como compromiso presidencial.

Tal decisión constituye un paso muy importante para elevar la prioridad política de la educación ambiental en la agenda institucional. Esperamos que, en congruencia, el tema quede bien expresado en el Plan Nacional de Desarrollo y al menos en los programas sectoriales de mediano plazo de medio ambiente y de educación. Y, desde luego, mediante un incremento sustancial del presupuesto destinado a su impulso e instrumentación en el territorio nacional. Como dirían los clásicos “Prioridad que no está en el presupuesto, no es prioridad”.

Durante la administración pasada, la educación y la cultura ambiental quedó registrada por primera vez en el Plan Nacional de Desarrollo para contribuir a reforzar la valoración y las acciones de respeto a los recursos naturales, mejorando los mecanismos que el sistema educativo utiliza para dar a conocer y valorar la riqueza ambiental de nuestro país, así como diseñando e instrumentando mecanismos de política que dieran a conocer y llevaran a valorar la riqueza ecológica de nuestro país a todos los grupos sociales.

Ya sabemos que en esos seis años, la política ambiental fue fallida pues se entregó la tercera parte del país a la explotación minera y se autorizó casi sin restricciones el impulso  de cultivos transgénicos incluido el maíz, entre otras decisiones del próximo conferencista de la Universidad de Harvard.

Sin embargo, la educación ambiental pese a la disminución progresiva del presupuesto del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu) de la Semarnat, principal impulsor de las acciones correspondientes a nivel nacional, tuvo muy buenos resultados en su coordinación con la Secretaría de Educación Pública. Esa es una colaboración que tiene tres sexenios de estarse dando y que tendría que continuarse y fortalecerse durante este gobierno, privilegiando el apoyo y la coordinación con las Instituciones de Educación Superior, pues son actores fundamentales para el fortalecimiento del campo, dado que ellas impulsan procesos de formación, investigación, divulgación y vinculación que resultan potencialmente muy importantes para el desarrollo de la sustentabilidad y de la educación ambiental en el país.

En ese mismo sentido, también es preciso impulsar acciones con las escuelas normales y las universidades pedagógicas, pues en el currículo de éstas la educación ambiental sigue sin conseguir el peso indispensable para garantizar que la educación básica se convierta en un nivel que asuma e impulse la construcción de una cultura ambiental.

De igual forma, durante el sexenio pasado se creó el Consejo Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, grupo integrado por 21 especialistas de la sociedad civil organizada y la academia que contribuye a orientar la política de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en esta materia.

  El Consejo Nacional y el Cecadesu serán factores clave para llevar a buen puerto el compromiso presidencial. Una estrategia nacional debe implicar una buena articulación de la educación ambiental, primero, al propio interior de la Semarnat, y con los sectores gubernamentales más implicados como educación, salud, energía y agricultura, entre otros. Asimismo, es preciso identificar y fortalecer el acercamiento a actores estratégicos para coordinar y apoyar acciones y brindarles asesoría técnica y pedagógica a fin de promover iniciativas, programas y acciones consistentes en materia de educación ambiental dentro y fuera de las escuelas en todo el país.

La débil formulación que existe, fundamentalmente en los partidos políticos, de un proyecto de país en el que se le dé centralidad a la sustentabilidad, propicia que muchos proyectos de educación ambiental se inscriban acríticamente en una tendencia neoliberal que cosifica e instrumentaliza a los ecosistemas y les otorga un limitado carácter de capital natural.

De ahí que resulta impostergable propiciar espacios de debate, cuyos resultados alimenten un proyecto de nación que permita que la sustentabilidad adquiera tal relevancia que influya de manera determinante en las políticas económicas y sociales y no solamente en las ecológicas. En este reto, la educación ambiental reviste efectivamente la más alta prioridad política y social.

 



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 14 de enero de 2013, pág.6.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

lunes, 7 de enero de 2013

La disputa por el tráfico en Xalapa


La disputa por el tráfico en Xalapa[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

En los días recientes han proliferado las opiniones a favor y en contra sobre la instalación de parquímetros en el centro histórico de la ciudad de Xalapa, como una medida que contribuya a regular el intenso tráfico que se produce en esas calles durante prácticamente toda la jornada laboral.

Los que defienden la medida aducen el que la mayor parte de los vehículos permanecen estacionados durante todo el día, anulando con ello la mitad de los carriles de circulación. Sus dueños son los propios comerciantes y empleados de oficinas de gobierno, bancos y demás, por lo que de cualquier manera los clientes y usuarios de servicios que acuden al centro en sus propios vehículos no hallan lugar para estacionarse por algunos minutos.

Los que se oponen a la medida señalan, entre otros argumentos, que antes se requiere crear nuevos estacionamientos públicos a precios accesibles para atender lo que sería una gran demanda, así como reorganizar el transporte público.

Ambas posiciones tienen parte de razón. Frente a este dilema debo señalar que el problema requiere de varias estrategias. No se resuelve con una sola medida aislada, pero las decisiones a impulsar pueden ser simultáneas, no necesariamente tiene que ir una después de la otra.

Efectivamente, la instalación de parquímetros ha sido una medida efectiva en algunas delegaciones de la Ciudad de México, por ejemplo, la delegación Cuauhtémoc y la colonia Polanco, entre las más destacadas. Pero la decisión ha ido acompañada no sólo de la correspondiente boleta de sanción a los que incumplan, sino de la instalación de cepos inmovilizadores y/o grúas de arrastre. Si no se adopta una manera de hacer cumplir la ley, seguirá ocurriendo lo que vemos ahora: autos estacionados incluso debajo de las propias señales de tránsito que prohíben hacerlo.

El tema de los estacionamientos es muy válido. Es preciso crear más, sobre todo de tipo vertical o subterráneo dada la insuficiente disponibilidad de espacio en el centro histórico; pero también hay que establecer acuerdos con los propietarios de los mismos, para aplicar tarifas diferenciadas accesibles (por minutos, pensiones, etc.) que eviten los abusos.

Urge también regular el transporte público, por ejemplo, reorganizar las numerosas rutas y horarios de autobuses urbanos que atraviesan el centro, en condiciones físicas y mecánicas por demás lamentables, y hacer algo en firme con el número excesivo de taxis que circulan todo el tiempo. La medida experimental aplicada en 2011 de “Un día sin taxi en Xalapa” fue fallida en muchos sentidos, especialmente porque esos vehículos seguían circulando, aunque colocaban un papel señalando que no estaban de servicio.

La reciente decisión de trasladar a los vendedores ambulantes de la calle de Pípila a la central de abastos, también contribuye a resolver el problema, habría que acompañarla por una mayor desconcentración de oficinas gubernamentales cuyos trámites atraen a mucha gente, así como reubicar las centrales camioneras de la Rotonda y Pípila, establecer horarios fuera de jornada laboral para la recolección de basura, entrega de mercancías, servicios de gaseras, modificar el sentido de algunas calles mediante una reingeniería vial, establecer calles exclusivamente peatonales, reubicar puestos de periódicos y comida en el centro que ocupan la mitad de la banqueta y que en los hechos han privatizado el espacio público, etc., etc.

En fin, si Xalapa se ha convertido en la nada honrosa población con el mayor número de vehículos per cápita en el país, para resolver el serio problema que se deriva de esto en una ciudad con un trazo complicado e irregular se requieren políticas congruentes, que impliquen una estrecha coordinación entre las autoridades estatales y municipales del área metropolitana e impulsar un programa de educación ambiental y vial para caminar más, usar bicicletas y respetar el reglamento de tránsito.

El hoy no circula de aplicación general propuesto por el director de Transito del Estado no pasará de ser una medida más, si no se articula y alinea con decisiones asumidas de manera persistente en los municipios implicados y se crean incentivos para la colaboración de la ciudadanía y el sector privado.

     



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 7 de enero de 2013, p. 4.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx