lunes, 27 de octubre de 2014

La metástasis criminal



La metástasis criminal[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Los execrables acontecimientos de Ayotzinapa y Tlatlaya sólo han venido a confirmar lo que sabíamos que estaba sucediendo en vastas regiones del país: la delincuencia organizada ha poseído a las instituciones del Estado mexicano. Después de la efervescencia de los últimos días, pareciera que ya está todo dicho. Que lo que se requiere es actuar. Pero no.

En realidad apenas estamos viendo la punta de una madeja con metástasis de gran calado que aún no han sido reveladas, aunque podemos intuirlas. La intrincada red de complicidades existente lo impide. No hay iniciativas para actuar en correspondencia con los abominables hechos, porque muchos a todos los niveles tienen sucias colas muy largas que pisar. El control de daños se restringirá a algunos militares de bajo rango en el caso de Tlatlaya y en el de Ayotzinapa a sustituir al gobernador Aguirre, con cárcel al alcalde de Iguala y su esposa cuando los atrapen, así como a los policías municipales involucrados. Eso será todo. En cuanto a otras autoridades municipales, estatales y federales no se habla mucho aunque formen parte de este entramado criminal, porque son del PRI o están bien posicionados; sólo se culparán a los peces flacos de siempre. La barbarie se administra políticamente. Que los costos electorales los paguen otros. A eso llegará la cantaleta de siempre: iremos hasta las últimas consecuencias caiga quien caiga. Hasta parece jaculatoria.

La ingente impunidad es el cáncer que corroe las entrañas de nuestro querido México. Es una pesada losa que sepulta el avance democrático. No se actúa contra unos, porque se destaparía una cloaca cuya inmundicia tendría costos aún mayores para un sistema político que está en estado terminal. Esa es la percepción social dominante y en política la percepción es la única realidad. 

Tal percepción se ha querido cambiar con extensas campañas de propaganda oficial, con el silenciamiento de muchos hechos violentos, con la alteración de las cifras, con la amenaza y la intimidación, con el encubrimiento de la corrupción, con la mentira y distorsión flagrante y circo, mucho circo, pero no pan. En todo esto tienen gran responsabilidad muchos medios, especialmente, las televisoras. Hay muchos intereses en juego y no quieren perder el favor del Príncipe; no pueden hacerlo porque se les cae el rentable negocio.

El momento mexicano que se prometía con las buscadas reformas estructurales se ha derrumbado estrepitosamente. Hay un gran descrédito internacional que será difícil cambiar. Hay un desencanto nacional con el regreso del PRI al poder y no hay opciones hacia dónde mirar. Se precisa una cirugía mayor, pero ¿quiénes serán los cirujanos?  Los partidos políticos desde luego que no. Guardando las diferencias, que no son tantas, están todos implicados en el negocio económico en que se ha convertido el ejercicio de la política. Conocidos personajes enquistados en los partidos con grandes fortunas ilícitas, con el tráfico de influencias como modus operandi  y conflictos de intereses comprobados, que no rinden cuentas a nadie. Políticos y empresarios riquísimos en un país que se halla sumido en la miseria, el miedo y la desesperanza. Para que los partidos políticos pudieran impulsar el cambio necesitarían estar integrados por hombres y mujeres de Estado, dedicados a proteger el bien común de la sociedad y sólo vemos gente ocupada en defender intereses particulares y de grupo.

Deseo fervientemente que la turbulencia social que se ha desencadenado con motivo de los inocultables acontecimientos del momento, pueda generar procesos de cambio a los que no se aplique la acostumbrada medida ecológica: echarle tierra al asunto. Lacerante metáfora que duele más cuando se asocia a la gran fosa clandestina en que se convirtió al estado de Guerrero por omisión y por comisión.
 



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 27 de octubre de 2014. http://www.jornadaveracruz.com.mx/Nota.aspx?ID=141027_000416_86
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx