lunes, 22 de septiembre de 2014

La educación ambiental frente a decisiones trascendentes



La educación ambiental frente a decisiones trascendentes[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Del 10 al 12 de septiembre de este año 2014 se celebró el VII Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental en Lima, Perú. Con este evento se reinicia la serie de congresos que se había interrumpido, pues el anterior se realizó en San Clemente del Tuyú, Argentina en 2009. Representantes de dos países manifestaron interés de hacer consultas en sus respectivos gobiernos para convocar al siguiente: Colombia y Chile. El evento estuvo muy bien organizado pese al corto tiempo con el que se lanzó la respectiva convocatoria a cargo de los ministerios de ambiente y de educación del Perú. Se contó con la participación de unos 600 delegados, de los cuales aproximadamente 150 proveníamos de distintos países de la región y el resto eran maestros de educación básica de Perú, responsables de impulsar acciones de educación ambiental en las escuelas; lo cual considero un acierto.
El énfasis del congreso estuvo puesto en la ciudadanía ambiental y, más particularmente, en difundir y debatir experiencias y propuestas de educación ambiental comunitaria asumida como una respuesta a los embates del cambio climático y los problemas que de él se derivan y agudizan en materia de riesgos de salud e incremento de la vulnerabilidad, entre otros. Este enfoque fue personalmente muy satisfactorio pues coincide con una de las principales líneas de trabajo del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana. 
El congreso se realizó en el marco de la Conferencia Mundial sobre la Educación Ambiental para el Desarrollo Sustentable (Aichi-Nagoya, Japón, 10-12 noviembre de 2014) y la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático-COP20 (Lima, Perú, diciembre de 2014). Sobre todo por esta última, extrañó un poco que ninguno de los paneles de expertos estuviera dedicado al tema de educación en riesgo y vulnerabilidad en condiciones de cambio climático, con lo que se desperdició el momentum que se está construyendo sobre el tema. Al parecer el Ministerio del Medio Ambiente se dejó comer el mandado por el Ministerio de Educación.
La declaración del Congreso Iberoamericano hace recomendaciones para fortalecer la dimensión educativa en la política internacional. Particularmente de cara a dos muy próximas decisiones. Por un lado, a la intención de suscribir un acuerdo post-Kioto, no en la próxima COP de Lima, sino en la 21 a celebrarse en París en 2015, que entraría en vigencia en 2020. En París se tiene la expectativa de que todos los países, y entre ellos los mayores emisores de gas con efecto invernadero estén vinculados por un acuerdo universal sobre el clima, según una de las decisiones adoptadas en Durban, Sudáfrica, en 2011, sobre suscribir un protocolo, un instrumento jurídico o un resultado que tenga fuerza de ley y que sea aplicable a todas las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Y, por otro, al proceso de discusión de los lineamientos y acciones del Programa de Acción Global a instrumentar por la UNESCO, que entrará en vigor una vez que concluya el actual Decenio de Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable (2005-2014). Los criterios de ese programa global se aprobarán en Aichi-Nagoya, Japón, en noviembre próximo y el cambio climático y las comunidades locales se vislumbran como algunos ejes de acción.
Lo que resulta lamentable es el autismo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que constituyó el motor del debate y las acciones en esta materia en el país durante más de dos décadas y que ahora se encuentra prácticamente en estado de coma inducido. Inducido porque los actuales encargados de esta Secretaría no conceden importancia alguna a la educación ambiental y, pese a lo que pudiesen declarar al respecto, la mejor constatación de este hecho es ver quiénes se encuentran nombrados al frente del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu), unos completos advenedizos que no saben nada de educación, ni de medio ambiente, sin ninguna capacidad de convocatoria e invisibilizados a nivel nacional e internacional, en un momento de tanta turbulencia en la materia. El representante del Cecadesu en el Congreso de Lima deambulaba como mascota sin dueño por los pasillos de la sede con teléfono en mano.
Los educadores ambientales del país, a través de nuestras redes y organizaciones, debemos debatir sobre lo que está ocurriendo en nuestro campo y asumir posiciones frente a los nuevos escenarios que se estarán definiendo en el transcurso de los próximos meses. 



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 22 de septiembre de 2014. http://www.jornadaveracruz.com.mx/Nota.aspx?ID=140921_230551_475
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx