Hace unos días participé en un taller en la ciudad de Bonn, Alemania, sobre la educación para el desarrollo sustentable. El taller fue convocado por la Comisión Alemana para la UNESCO y asistimos unas tres decenas de educadores del mismo número de países. Por parte de América Latina, además de mí participaron colegas de Brasil y Chile. El taller tuvo dos ejes de discusión marcados por fechas por cumplirse. La primera es la celebración en el próximo mes de junio de la Cumbre de Rio + 20, a veinte años de la legendaria Cumbre de Naciones Unidas de Ambiente y Desarrollo, también conocida como Cumbre de Río (1992).
La segunda fecha es la entrada en la última fase del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable (2005-2014), acordado durante la Cumbre de Desarrollo Sustentable de Johannesburgo, Sudáfrica en 2002. El debate durante el taller estuvo conectado con los objetivos de otras décadas especialmente de la erradicación de la pobreza, la de derechos humanos y de la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres, así como con la Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que tienen plazo perentorio en 2015.
De este taller se desprenderán algunas acciones de corto y mediano plazos. En primer lugar, se presentará ante la Conferencia de Rio + 20 la propuesta para adoptar una declaración en la cual los Estados miembros acuerden extender las acciones en materia de educación para el desarrollo sustentable más allá del término del Decenio en 2014, bajo la premisa de que los cambios que implica fortalecer los procesos educativos con esta dimensión no son de corto plazo. En segundo término, la directora general de la UNESCO, recomendará a la asamblea general de este organismo darle continuidad al decenio, para que la decisión se tome en la sesión número 70 en el otoño de 2015 cuando se presente el informe final sobre la década.
La Conferencia de final de la década tendrá lugar en el otoño de 2014 en Nagoya, Japón, aunque la delegación japonesa presente en el taller comunicó que la ciudad sede podría cambiar.
Sin embargo, más allá de esta agenda de reuniones el asunto es que la educación está siendo llamada a desempeñar un papel cada vez más relevante en la situación crítica que enfrentamos, con perspectivas que no son optimistas. En Río+20, se abordarán dos temas principales: la Economía Verde, como instrumento para el desarrollo sustentable y la erradicación de la pobreza, y un marco institucional para el desarrollo sustentable. La idea es, como ha sido señalado por el director del PNUMA Achim Steiner, activar con un buen liderazgo los interruptores necesarios que puedan asegurar que el equilibrio de las tendencias negativas versus las positivas pase del rojo al negro, y que el derecho al desarrollo sea disfrutado por muchos y no por unos pocos.
El reto no es nada sencillo ya que a nivel demográfico estamos por llegar a los 7 mil millones de personas, y la población urbana ha crecido en 45 por ciento desde 1992. Las emisiones globales de C02 continúan aumentando debido al uso cada vez mayor de combustibles fósiles, con un 80 por ciento de las emisiones globales provenientes de tan solo 19 países. Casi todos los glaciares montañosos alrededor del mundo se están contrayendo y están perdiendo volumen, con severos impactos sobre el ambiente y el bienestar de los seres humanos. Estos glaciares no sólo influyen en el aumento del nivel del mar, sino que también amenazan la vida de aproximadamente una sexta parte de la población mundial. En este marco, el uso global de los recursos naturales aumentó más del 40 por ciento entre 1992 y 2005.
Han habido también avances en diversas esferas, pero el saldo total de deterioro frente a resultados positivos sigue siendo con mucho deficitario, lo que obliga a emprender acciones más radicales ya sea por los acuerdos internacionales, o porque la sociedad civil empecemos a presionar a nuestros gobiernos a asumir posturas más claras en beneficio de las mayorías. Observemos, por ejemplo, la ausencia casi total de los temas ambientales en los discursos de los candidatos de los partidos políticos que contienden por la presidencia de la república. La política ambiental se continúa viendo por nuestros políticos como no prioritaria, cuando de ella depende en gran medida nuestra calidad de vida. Si entendemos esto podremos dejar de conformarnos con bonitas declaraciones y eventos conmemorativos para pasar a los hechos y a los cambios.
En breve empezará una campaña de comunicación sobre la Cumbre de Río + 20, que gravita en torno del lema “El futuro que queremos”, que a mi juicio se conecta bien con el lema de las cumbres sociales iniciadas en Porto Alegre, Brasil, de “Otro futuro es posible”. Pero para que sea posible se necesitarán muchos esfuerzos a todos los niveles, por lo que en Río este año en forma paralela a la reunión de los gobiernos se celebrará el Encuentro de los Pueblos por la Justicia Social y Ambiental en Defensa de los Bienes Comunes, con la idea de encontrar otras rutas distintas al callejón sin salida en el que la crisis del capitalismo ha encerrado a la humanidad y al planeta en estos albores del siglo 21. De ahí que el Encuentro ha organizado las propuestas en cuatro ejes con el llamado de “Vamos a reinventar el mundo”.
1. Fundamentos éticos y filosóficos: subjetividad, dominación y emancipación
2. Derechos humanos, pueblos, territorios y defensa de la Madre Tierra
3. Producción, distribución y consumo: acceso a la riqueza, bienes comunes y economía de transición
4. Sujetos políticos, arquitectura del poder y democracia.
Esto significa que habremos de aprender a educar en un mundo en crisis permanente. A este Encuentro sí que me gustaría asistir.
Publicado en La Jornada Veracruz el lunes 12 de marzo de 2012
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