El
7 Congreso Mundial de Educación Ambiental: Resultados y perspectivas[1]
Edgar
J. González Gaudiano[2]
El
séptimo Congreso Mundial de Educación Ambiental se celebró en Marrakech,
Marruecos, del 9 al 14 de junio del presente año, al cual asistieron unas 2,800
personas de 105 países. Fue un buen congreso a pesar de los numerosos problemas
organizativos que siempre ocurren en un evento de tal magnitud, con cuatro
idiomas oficiales: Inglés, Francés, Español y Árabe. Once mesas temáticas,
sesiones de carteles y talleres y cuatro sesiones plenarias, de las cuales tuve
el honor de coordinar la tercera.
El evento estuvo lleno de grandes personalidades,
entre las que destacó Vandana Shiva, Premio Nobel Alternativo 1993, además de la
directora general de la UNESCO Irina Bokova y el director ejecutivo del PNUMA
Achim Steiner, entre otros. Lamentablemente el filósofo Edgar Morin, quien
estaba anunciado en la inauguración, no llegó por problemas de salud. Una situación
familiar, como cuando asiste algún alto jerarca del gobierno mexicano, era la
parafernalia de seguridad y protocolo que se ponía en marcha en cuanto la Princesa
Real Lalla Hasnaá hacia acto de presencia en las plenarias o en la cena de gala
que ofreció en el Palacio Badi. El próximo congreso será del 5 al 8 de julio de
2015 en Gotemburgo, Suecia.
En la página de noticias del Congreso se puede constatar
que España, México y Brasil tuvieron más de 100 participantes cada uno, al
igual que Marruecos e Italia. Entre 50 y 100 participantes se encuentran
Venezuela y Colombia con un nivel similar a Estados Unidos, Canadá o Francia.
Entre 10 y 50 se encuentran Portugal, Argentina, Bolivia y Ecuador. Pero
Uruguay, Chile, Perú, Costa Rica, Guatemala, Dominicana y Cuba, entre varios
otros, también aportaron asistentes. La cifra resultante cercana a 1,000
participantes iberoamericanos es fundamental, pues pone de manifiesto que la
región mundial donde la educación ambiental permanece más activa es sin duda
alguna la nuestra.
Ojalá que nuestras autoridades de la Semarnat tomen
nota de este dato, pues han estado desdeñando la función de la educación
ambiental en la actual administración, cuando después de casi siete meses de
ocupar una silla que siempre quiso el Partido Verde Ecologista de México (PVEM),
no han siquiera instalado el Consejo Nacional de Educación Ambiental para la
Sustentabilidad, lo que debió ocurrir durante las primeras semanas del año en
curso.
Los complejos temas abordados en el Congreso, que
no se limitaron a ver a la educación como mero instrumento de la gestión
ambiental como suele asumirse en nuestro país, confirmaron cómo ésta es clave
para abandonar un modelo de desarrollo que está en estado terminal. Los urgentes
cambios que se requieren no podrán convertirse en realidad, por más leyes,
pactos y desarrollos tecnológicos que se produzcan, si las sociedades no somos
capaces a través de procesos educativos de generar nuevos valores, estilos de
conocimiento y pautas de acción.
Fue unánime la evaluación de los participantes sobre
la importancia de la educación ambiental para la sustentabilidad; importancia que
se multiplica debido a que las herramientas, el financiamiento y el apoyo político
e institucional a este campo educativo
son insuficientes, si tenemos en cuenta la urgencia de la alarmante situación
de deterioro. Por ello, los participantes al congreso decidieron transformar
las recomendaciones finales que usualmente tienen la forma de una declaración en
la "Plegaria de Marrakech", un enunciado más apropiado al momento,
lugar y necesidad actual.
Un
asunto relevante que concierne al campo de la educación ambiental es el hecho
de que la actual Década de la Educación para el Desarrollo Sustentable concluye
el 31 de diciembre de 2014. Ya ha sido aprobado por la UNESCO que una vez que
termine el actual decenio se pondrá en marcha un Programa de Acción Global
sobre Educación para el Desarrollo Sustentable (2015-2024), cuyos términos se presentarán
en breve tanto al Consejo Ejecutivo como a la Conferencia General de la UNESCO durante
el otoño próximo, para su eventual transmisión a la Asamblea General de
Naciones Unidas en diciembre de este mismo año.
Frente a este escenario, el reciente congreso
mundial de Marrakech ha venido a demostrar que el campo de la educación
ambiental sigue más vivo que nunca. Ahora, la educación para el desarrollo
sustentable será un concepto utilizado en el nuevo programa de acción global, pero
bajo la consigna de incluir todas aquellas actividades que estén en consonancia
con los principios del propio programa, independientemente de si emplean el
término educación para el desarrollo sustentable o -en función de su historia, tradición
cultural o de acuerdo a problemas prioritarios específicos- educación
ambiental, educación para la sustentabilidad, educación global, educación para
el desarrollo regional, rural o urbano, o cualquier otra denominación
convergente.
Se trata como podemos ver de una política muy
distinta a extender el acta de defunción de la educación ambiental para darle paso
a la educación para el desarrollo sustentable, como infructuosamente se
pretendió hacer al inicio del decenio.