jueves, 8 de julio de 2021

La vulnerabilidad académica frente a los procedimientos administrativos en la Universidad Veracruzana*

Por Edgar Javier González Gaudiano**

Prácticamente la totalidad de aspirantes a la rectoría de la Universidad Veracruzana han mencionado la necesidad de realizar una reingeniería a los "criterios" y procedimientos administrativos que rigen la vida académica en nuestra institución. Es un problema que ya no puede postergarse.

Si bien observamos en varias áreas que ha habido una especie de servicio civil de carrera que ha llevado a varios funcionarios del nivel medio a profesionalizarse para bien de nuestra actividad, también es notable no solo una descoordinación, incomunicación y ausencia de integración de la información que repercute de forma negativa en la eficiencia y eficacia de los procesos institucionales. Una pequeña muestra de ello es la recurrente solicitud de información en distintos formatos para diversos fines. La promesa de construir una base sistematizada de información ha quedado en eso, una promesa.

Con motivo de la reciente evaluación del Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Académico (Pedpa) 2019-2021 quiero narrar brevemente la incongruencia existente para generar incentivos que favorezcan la productividad. Bajo los términos existentes, dicho Programa es un instrumento de desestimulación. Presento mi propio caso.

El Pedpa tiene seis niveles; para alcanzar el más alto hay que acumular puntuación en varios rubros (somos académicos 4x4): Permanencia, Dedicación, Calidad (Docencia y Generación y Aplicación del Conocimiento), Gestión Académica y Participación de Cuerpos Colegiados y, finalmente, Tutorías. En todos los rubros salvo en tutorías alcancé niveles elevados de puntuación, alcanzando un total de 1775 puntos, cantidad suficiente para alcanzar dos veces el nivel máximo, el 6.

En el área de Tutorías, sin embargo, alcancé una puntuación de apenas 34, debido en parte a que durante el periodo que se evalúa me autorizaron un año sabático y por normatividad de la propia UV no pueden desempeñarse durante ese periodo actividades de docencia y tutorías. De ahí que tuve que reasignar a los estudiantes de maestría y doctorado (ambos programas en el PNPC con nivel consolidado) que estaba dirigiendo a otros académicos para que dieran continuidad a ese importante factor formativo.

Aduje ante los funcionarios a cargo que el uso de un derecho académico como el del año sabático no podía perjudicar otro derecho que es el de que mi desempeño académico fuera evaluado con justicia.

Como consecuencia, la puntuación fue baja siendo el máximo por obtener en el rubro de Tutorías de 80. Por si eso fuera poco, ese valor máximo de 80 está mal estimado. Porque si como académicos respetamos los criterios del PNPC del Conacyt solo podemos dirigir a tres alumnos en un máximo de dos programas acreditados. O sea, tres de maestría y tres de doctorado, lo que de acuerdo con las puntuaciones del Pedpa solo permite alcanzar 51 puntos (24 +27).

Eso significa que respetar los criterios del PNPC nos impide llegar a la puntuación máxima de Pedpa en ese rubro.

Total, una verdadera pesadilla irresoluble que se tradujo en que, pese a tener, como digo arriba, puntuación suficiente para alcanzar dos veces el nivel 6, solamente me dieron el nivel 3.

Las respuestas a esa situación por parte de los responsables (es un decir) del Pedpa van desde que las reglas se aplican a todos por igual sin excepciones, hasta que con esas reglas aceptamos participar (como si nos hubiesen consultado) y no hay nada que hacer, porque son programas federales que ya vienen etiquetados, aunque no sean compatibles con la propia normatividad de nuestra universidad.

Lo peor es que como mi caso hay muchos otros, como los técnicos académicos que no puede ser miembros titulares de los cuerpos académicos (según la normatividad de la SEP), por lo que no cumplen el requisito para ser perfil Prodep. Y como no tienen este perfil nunca podrán alcanzar los niveles superiores del Pedpa, por más alta puntuación en productividad que obtengan. Podría seguir dando muchos otros ejemplos.

Esa es la clase de nomenklatura administrativa que evalúa el trabajo académico en nuestra institución. Personal que no sabe lo que es estar en el Sistema Nacional de Investigadores o de Creadores, que no se aplica a sí mismo sus "criterios" de evaluación del desempeño académico, porque no es académico y que nos encierra en una camisa de fuerza de la que no podemos escapar, pero de la que depende parte de nuestros ingresos.

En serio en la UV ¿Damos más?

Urge compatibilizar esos programas federales con nuestra propia autonomía, porque estaremos atrapados sin salida mientras las administraciones universitarias continúen siendo condescendientes con las reglas impuestas desde los escritorios del centralismo.

Necesitamos un académico en la rectoría.

*Artículo publicado en La Jornada Veracruz el 08 de julio de 2021.

**Investigador del Instituto de Investigaciones Educativas de la Universidad Veracruzana y titular de la Cátedra Unesco “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”.

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