Edgar J. González
Gaudiano
La persistente crisis económica actual está colocando al
mundo en una complicada posición. El crecimiento económico está instalado como foco
primordial de la política. Nada ha de obstruirlo. Todo aquello que pueda
perturbar el itinerario trazado para reactivar el crecimiento perdido es
eliminado sin contemplaciones. La política ambiental mundial construida durante
los últimos cuarenta años suele ser vista como uno de esos obstáculos. Esta es
la fuente principal que alimenta las posturas negacionistas del cambio
climático.
El cambio climático es una realidad incontrovertible. Está ya
entre nosotros y llegó para quedarse. La argumentación anterior no implica que
el conocimiento disponible sobre la ciencia del clima posea certidumbre
absoluta. En el marco de un pensamiento científico no hay absolutos. Sin
embargo, en lo que no existe duda alguna es que aquello que conocemos
actualmente como cambio climático es de origen antrópico; en otras palabras,
son las actividades humanas –todas ellas, desde las productivas hasta las más
cotidianas y necesarias como transportarnos- las que están produciendo el
cambio climático.
Las hipótesis que pretendieron vincular el cambio climático
con los ciclos de la naturaleza o del Sol, han ido siendo progresivamente
descartadas. Quienes se mantienen esgrimiéndolas a pesar de la evidencia
científica disponible, es porque responden a los intereses económicos que
serían afectados con un incremento de medidas restrictivas para la emisión de
gases de efecto invernadero, por ignorancia, mala fe o todo junto.
Es verdad que los países como México que no han satisfecho
las necesidades de bienestar de la mayoría de su población, contribuyen en la gran
mayoría de los casos con porcentajes muy bajos de las emisiones globales de CO2
equivalente. Pero eso no nos exime de nuestra responsabilidad, por lo que
debemos impulsar un estilo de vida más congruente con las dimensiones del
problema. Nadie plantea un impuesto para poder respirar, eso es un despropósito
falaz proveniente de mentes febriles.
Nadie tampoco está planteando que con motivo del cambio
climático en Veracruz se obstruya la satisfacción de las ingentes necesidades
de su población. Por eso México no se encuentra en la lista de los países que
aparecen en el Anexo 1. Las políticas sobre
mitigación y adaptación del cambio climático, lo que buscan es atenuar en la
medida de lo posible los impactos que inevitablemente se están produciendo y producirán
aún más como consecuencia de este fenómeno y tratar de asegurar en el largo
plazo ciertas condiciones básicas de calidad de vida. Quien afirme lo contrario
es muy irresponsable. La del cambio climático es una de las políticas más
progresistas del gobierno del estado de Veracruz, lo que hace falta es
aplicarla en todos sus términos.
A nivel internacional se han puesto en marcha programas
educativos promovidos por la UNESCO para impulsar la formación de una
conciencia pública sobre este tema, así como desarrollar las habilidades
necesarias para enfrentarlo. Sin embargo, el cambio climático no nos afecta a
todos por igual, no sólo por el impacto diferencial que tiene en las distintas
regiones del mundo, sino por la tremenda diferencia de capacidades de los
individuos y las sociedades para responder al mismo y protegerse a sí mismos. Por
ello, se está promoviendo un enfoque educativo integrado de mitigación y
adaptación, con acentos diferenciados. Énfasis en la mitigación para aquellas
poblaciones de países que contribuyen con más gases de efecto invernadero; énfasis
en la adaptación y en especial hacia la reducción de riesgos de desastres, para
los países más vulnerables.
La idea es generar conocimientos, habilidades, actitudes y
disposiciones no sólo para comprender las causas y las consecuencias del cambio
climático, sino para impulsar la formación de habilidades transversales
mediante un aprendizaje orientado a la solución de problemas sobre la
mitigación y la adaptación, que contribuyan a una ciudadanía global. Es un
proceso incipiente en este momento, pero el Sistema de Naciones Unidas echará a
andar una dinámica campaña para que los países se apliquen a su instrumentación.
Varios estudios que hemos impulsado en la Universidad
Veracruzana sobre riesgo, vulnerabilidad y resiliencia comunitaria al cambio
climático nos están mostrando que la población del estado en general, incluso
las localidades que recurrentemente han sido golpeadas en forma severa por
fenómenos hidrometeorológicos extremos, no están preparándose para enfrentar
episodios graves. Algunos por fatalidad, otros por desconocimiento, otros más por
carencia de capacidades, pero no se están poniendo en marcha programas y
estrategias tendientes a disminuir los riesgos que corren sobre todo, las
poblaciones asentadas en los márgenes de los muchos ríos que atraviesan el
territorio del estado, en las zonas de derrumbes de las áreas montañosas, en
las regiones bajas e inundables de las zonas costeras, entre otras.
Es claro que frente a estos hechos y situaciones, continuar
poniendo en duda la existencia del cambio climático, así como su magnitud y
complejidad, abona al desconcierto y la perplejidad de la población e
incrementa los riesgos entre los grupos más vulnerable. Por eso, sin ambages, a
quienes asumen este vergonzante papel les llamo irresponsables.
¡Felicidades por su publicación! Clarísimo está que, desafortunadamente, el calentamiento global nos acompaña día con día.
ResponderEliminarDos preguntas ¿Existe la sustentabilidad? ¿Por qué?
Gracias por compartir su sabiduría.