El Día Mundial de la
Educación Ambiental[1]
Edgar J. González Gaudiano[2]
El 26 de
enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. La verdad es que nunca
he sabido cuándo se estableció esta fecha. Algunos dicen que fue en 1975, en
virtud del Seminario Internacional de Educación Ambiental, realizado en
Belgrado -en ese entonces república de Yugoeslavia, hoy capital de Serbia-, el
cual sentó las bases de este campo pedagógico mediante un conjunto de
principios y directrices que se conocen como Carta de Belgrado. Pero este
seminario se efectuó del 13 al 22 de octubre.
Otros afirman
que fue en 1972, cuando también se acordó celebrar el 5 de junio como Día
Mundial del Medio Ambiente porque fue cuando se inauguró la ya legendaria Conferencia
de las Naciones Unidas del Medio Ambiente Humano en Estocolmo. Esta fecha si
consta en las actas de esa asamblea, el Día Mundial de la Educación Ambiental,
no.
¿Por qué precisamente
el 26 de enero? Nunca lo he sabido. Quizá porque los demás días ya estaban
ocupados. Hay tantas celebraciones de tantas cosas, que ya algunas hasta
comparten el mismo día.
De hecho yo
me enteré de esta efeméride no hace muchos años, cuando incluso la educación
ambiental ya había caído de la gracia de los organismos internacionales que la
promovieron, específicamente la UNESCO. Como sabemos, ahora se habla de
educación para el desarrollo sustentable (EDS) y apenas en diciembre pasado se
concluyó la década que se había destinado a impulsar la EDS en el mundo.
Lo cierto es
que la educación ambiental sigue siendo una necesidad. Lo vemos todos los días
alrededor nuestro. Más en nuestro país, donde la Secretaría de Educación
Pública nunca ha manifestado un fuerte interés en este tema, aunque haya sido
mencionado en varios planes de gobierno y programas sectoriales.
Ha habido
avances sin duda. Durante años se trabajó en el fortalecimiento de los libros
de texto gratuito de la educación básica; se han ofrecido cursos de
capacitación a los maestros en servicio; se han promovido las fechas
ambientales, aunque no precisamente ésta, dentro del calendario escolar, entre
otros logros. Conseguidos sobre todo gracias a una colaboración entre la SEP y
la Semarnat que sobrevivió tres sexenios, mediante un acuerdo que se ratificaba
al principio de cada uno.
Como podrán
suponer, en este sexenio no se ratificó. ¿Por qué? Tampoco lo sé. Aunque debe
haber sido porque el Partido Verde llegó a ocupar la Semarnat. Y lo digo
porque, eso sí lo sé, el actual Secretario suprimió el Consejo Nacional de
Educación Ambiental y mantiene al centro que antes se ocupaba de impulsar el
tema en el país, el Cecadesu, al borde de la extinción.
La educación
ambiental tiene como uno de sus principales objetivos crear conciencia y
desarrollar capacidades entre la gente y particularmente en el gobierno de la
necesidad de participar para proteger la calidad del ambiente. Y ahí, en esto
último, es donde no vemos absolutamente ningún progreso. Es más, vemos
significativos retrocesos.
Las actuales
políticas gubernamentales preocupadas por el inaccesible crecimiento económico,
han sacrificado entre otras cosas lo que se había conseguido en materia de
política ambiental. Sólo dos ejemplos. La minería a cielo abierto y la
explotación de hidrocarburos, sobre todo los llamados no convencionales,
extraídos mediante la técnica conocida como fracking, están ocasionando graves
problemas de contaminación del suelo, del agua, pérdida de biodiversidad, y
muchos etc. y ni siquiera están resolviendo el problema económico de las
comunidades. Todo lo contrario.
¿Sabe Ud. si
todavía existe la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente? Yo no. Al
menos no se nota. Nunca se publica nada sobre ella, aunque debe haber quienes
cobran esos sueldos.
Así que
llegamos a esta celebración del Día Mundial parafraseando a los clásicos: pobre
educación ambiental, tan lejos de la SEP y tan cerca del Partido Verde.
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