Universidad Veracruzana: un paso
adelante[1]
Edgar González Gaudiano[2]
El pasado viernes 4 de marzo se celebró la sesión
extraordinaria del Consejo Universitario General de la Universidad Veracruzana, a fin de definir la postura de
la más alta autoridad institucional de cara a los problemas financieros por los
que atraviesa nuestra casa de estudios.
La sesión era urgente porque hasta ese día la institución
había actuado reactivamente a las iniciativas del gobierno y era preciso
ponerse un paso adelante convocando a una serie de medidas para organizar una
protesta ordenada, pero muy firme, ante un ejecutivo estatal con pretensiones
de doblegar a la principal universidad del estado, condenándola a un presente y
futuro lleno de carencias y precariedades.
Fue una sesión interesante y muy participativa que dio cuenta
de la situación de zozobra en la que nos encontramos. Se aprobó continuar con
las acciones legales emprendidas; rechazar la propuesta de 3% del presupuesto
del estado para dar “autonomía presupuestal” a la UV y la reducción del
presupuesto de 2016, así como la propuesta de reforma al artículo 98 de la Ley
del Instituto de Pensiones del Estado, que le impondría a la UV mayor presión
al sustituir al estado como deudor solidario para el pago de pensiones y
jubilaciones. Asimismo, se aprobó convocar a una marcha el jueves 10 de marzo
para manifestarnos en la calle por los agravios cometidos contra la
institución, así como elaborar un pronunciamiento público, hacer platones,
trabajar bajo protesta y crear una comisión de enlace con los legisladores para
discutir la reforma al artículo 98, la reducción presupuestal y la autonomía
financiera de la Universidad. Todas excelentes medidas para darle visibilidad
política y mediática al movimiento.
No estuve, sin embargo, de acuerdo en restringir las
manifestaciones públicas durante el periodo electoral ante el temor de que la
lucha de la UV pueda ser contaminada por las campañas de los partidos. Me
parece un error suspender nuestra manifestación en la calle durante abril y
mayo, ya que son meses críticos para avanzar en la resolución de nuestros
problemas financieros. La simultaneidad de ambos procesos hace inevitable la
convergencia de los mismos. Lo que tendríamos que pensar es cómo aprovechar
esta situación en nuestro favor comprometiendo a los candidatos de todos los
partidos a que se pronuncien —lo que de hecho ya está ocurriendo—, así como
para que el gobierno federal se decida a intervenir de una vez por todas en
esclarecer el cúmulo de irregularidades y tropelías que se han cometido y se
cometen cotidianamente.
Se rechazó también la propuesta de hacer paros activos
escalonados. Creo que se entendió que era dejar de laborar y no es así. Los
paros activos, pueden parecer un oxímoron, pero es una estrategia de lucha que
permite involucrar a quienes se encuentran aislados y desinteresados. Suelen
consistir en la interrupción breve de actividades por un par de horas para
informar a la comunidad universitaria lo que está peleándose, recoger
opiniones, dudas y cuestionamientos para mantener activo el movimiento. El que
sean escalonados significa que un día a cierta hora le toca a una entidad y a
la siguiente a otra, por lo que debe haber una instancia coordinadora.
Otras propuestas muy interesantes durante la sesión del CUG
ni siquiera fueron votadas. Recuerdo una que sugirió presentar una iniciativa
ciudadana que consiste en un mecanismo de democracia indirecta, ahora amparada
en la Constitución, en la que ciudadanos pueden presentar iniciativas de ley
sobre asuntos públicos ̶—precisamente como cuestionar la reforma a la ley del IPE—,
sin ser necesariamente representantes populares en sus respectivos congresos.
Estas iniciativas de ley han de estar respaldadas por una cierta cantidad de
firmas para que puedan tomarse en cuenta por las cámaras legislativas (0.2% de
la lista nominal de electores en el caso del estado de Veracruz), que no creo
que tuviéramos problema en reunir.
He oído comentarios de que durante mucho tiempo la UV estuvo demasiado concentrada en sí misma, por lo que resulta muy satisfactorio
percibir el despertar que se observa en las últimas semanas. La defensa del
presupuesto de la universidad se enmarca en una lucha por la defensa de uno de
los más importantes logros del país en el siglo XX: la educación pública.
Por lo mismo, a la marcha que también reivindica
ese derecho el próximo jueves 10 de marzo debiesen de sumarse otras
instituciones educativas y organizaciones sociales que han sido atropelladas
para romper el silencio y producir un efecto político contundente. Así, debemos
ver esta marcha como una poderosa oportunidad para sumar esfuerzos con un alto
significado simbólico, para visibilizar el descontento generalizado con la
lacerante situación de nuestro estado y las amenazas que se ciernen sobre
nuestra universidad
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