Edgar J. González
Gaudiano [2]
Un
símbolo es una representación cuyo significado es ampliamente compartido y
exterioriza gráficamente una idea o pensamiento que opera como convención en
una comunidad. Estamos por doquier bombardeados por múltiples símbolos
(religiosos, químicos, de tráfico, unidades de medida, etc.). Un símbolo está
compuesto de varios elementos, pero el conjunto significa mucho más que sus
partes por separado o juntas. Todo símbolo lleva implícitos mensajes que pueden
ser interpretados de diversos modos y en distintos planos de realidad; la
polisemia o pluralidad de sentidos es un carácter universal de todo
símbolo.
Para los mexicanos nuestros símbolos
nacionales como la bandera, el himno y el escudo nos son muy preciados. El escudo
nacional siempre me ha sido especialmente significativo. Es historia y leyenda.
Me significa una raíz, un destino, la fundación de una nación. La imagen del
águila devorando una serpiente representa el triunfo del sol sobre la luna, de
la luz sobre la obscuridad, el renacer de cada nuevo día, la fortaleza del
espíritu humano para vencer las adversidades.
El que el águila esté posada sobre un nopal
es también significativo, pues el nopal es una planta muy mexicana que nos
sirve de alimento. Sus frutos, las tunas, aluden al corazón humano y para la
simbología azteca, representa el sacrificio, la ofrenda, el tributo por el
nuevo día.
El islote en medio del lago representa el
esfuerzo, el desafío a vencer y el agua, elemento vinculado a la luna, a lo
femenino, a lo dador de vida, al nacimiento. La serpiente para los pueblos
mesoamericanos no posee el significado que le otorga el cristianismo
relacionado con el mal. La serpiente por ser un animal cuyo cuerpo toca
totalmente la tierra posee poderes y virtudes positivas especiales.
Enrique Florescano, conspicuo historiador y
estudioso de nuestros simbolismos homenajeado el día de hoy por la Universidad
Veracruzana, interpreta que la lucha entre el águila y la serpiente es una
metáfora sobre la invasión de los pueblos seminómadas del norte (el águila) que
se impusieron sobre los pueblos agrícolas de Mesoamérica (la serpiente). Mediante
este símbolo los aztecas representaban su dominio, donde el fiero Huitzilopochtli
(el águila) vence al sabio Quetzalcóatl (la serpiente). Un símbolo de
conquista.
Durante la temporada de Septiembre patrio cuando
veo la festividad que rodea nuestra lucha por la independencia y la reverencia
hacia el simbolismo nacional, no dejo de asociar los elementos del escudo con
la situación que guarda ese entorno natural en el que se inscribe la leyenda.
El lago en el que se fundó la gran Tenochtitlán
desapareció hace mucho tiempo y el agua que tiende a recuperar ese espacio que
le pertenece, es permanentemente desalojada fuera de la cuenca del valle de
México mediante una compleja y vasta red de túneles y canales, que desde
tiempos coloniales han puesto de manifiesto el desconocimiento del
funcionamiento de ese ecosistema en general y del manejo del agua en
particular, que pone en severo riesgo el propio funcionamiento de esa gran urbe
metropolitana
Han desaparecido de ahí también las
abundantes especies vegetales y animales que caracterizaban esa idílica región,
la más transparente, diría el recientemente fallecido Carlos Fuentes, otro gran
intérprete de la identidad mexicana. Seguimos siendo a pesar de todo un país biomegadiverso
porque contamos con un patrimonio natural y cultural envidiable para otras
naciones, pero no sabemos cuidar ninguno de los dos.
Incluso el águila real mexicana, la del escudo
nacional, se encuentra en peligro de extinción. Esa altiva especie que flotaba
sobre los aires del territorio que hoy es México, desde el estado de Puebla y
el norte de Guerrero hasta todos los estados del norte, hoy apenas sobrevive
debido a la destrucción del hábitat, al uso de pesticidas y agroquímicos, a las
torres de alta tensión y al comercio ilegal para coleccionistas y uso en la
cetrería de otros países. De seguir así nuestro simbólico escudo nacional habrá
perdido en la realidad, también a su elemento central de la identidad mexicana.
Para que ¡Viva México!
debemos ponerle más y mejor atención a nuestro medio ambiente.
[1] Publicado
en La Jornada Veracruz, el lunes 17 de septiembre de 2012, pág. 4.
[2] Coordinador
de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental
del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx
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