La
estrategia veracruzana en educación ambiental[1]
Edgar
J. González Gaudiano[2]
El martes 5
de febrero se realizó una mesa de análisis para la actualización de la
Estrategia Veracruzana de Educación Ambiental. El evento estuvo promovido por
la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno del estado y dirigido
principalmente a aquéllos que participaron en la formulación inicial de este
documento en 2004, así como a los nuevos actores que se han agregado a este
campo desde entonces, a lo largo y ancho del territorio veracruzano.
La convocatoria fue muy bien atendida y congregó a un buen número de
especialistas, tanto del sector académico como del social. Hubo aportaciones
para poner en marcha este proceso, que habrá de alinearse con la actualización
de la Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México, que
promoverá próximamente el Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo
Sustentable, de la Semarnat.
También habrá de ser una propuesta congruente con otros procesos de
política ambiental que se han impulsado recientemente, tales como: el
Ordenamiento Ecológico del Territorio Veracruzano, el Programa Veracruzano de
Cambio Climático, la Estrategia Veracruzana para la Conservación y Uso
Sustentable de la Biodiversidad del Estado de Veracruz, que han impulsado la
Conabio y la Sedema; el Programa
Regional de Educación Ambiental
para la Sustentabilidad en Áreas
Protegidas. Región Planicie Costera
y Golfo de México, promovido
por la Conanp y más recientemente aún los Programas Municipales de Educación
Ambiental de Alto Lucero, Banderilla, Boca del Río, Coacoatzintla, Naolinco,
Perote, Teocelo, Tlalnelhuayocan, Xalapa y Xico, que se formularon con apoyo de
la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana.
Nada de esto existía en 2004. Podemos ver en consecuencia que ha habido
un esfuerzo de planeación muy importante dirigido a ordenar y regular la acción
gubernamental en materia de política ambiental en los tres órdenes de gobierno,
empleando el potencial de cambio que representa la educación ambiental.
Sin embargo, en el evento de actualización se mencionó también que
habría que aprovechar la oportunidad para darle a la nueva versión de la
estrategia un enfoque de formación de ciudadanía, haciendo énfasis en derechos
y deberes, para evitar de ese modo que la educación ambiental se reduzca a una
pedagogía minimalista e individualista, frecuentemente asociada con el manejo
de residuos, el agua y la energía, que erosiona los valores de participación social.
La formación de ciudadanía implica atender los cuatro rasgos básicos de
la ciudadanía: a) identidad, b) virtudes, c) involucramiento político y d)
requerimientos sociales para ejercerla. Es decir, a través de los procesos
educativos se fortalece la pertenencia de sí mismo como miembro de una cultura
democrática, se enfatizan los enfoques participativos para involucrarse en la
política y se evita que la desventaja social debilite la formación ciudadana, negándole a la gente su
completa participación en la sociedad.
Para Henry Giroux, la ciudadanía es una forma de producción cultural, es
una construcción social, en la cual el sujeto se convierte en ciudadano cuando
es capaz de gestionar su propia transición hacia el pleno ejercicio de sus
derechos y deberes y define su propio proyecto de vida asumiendo
progresivamente responsabilidades sociales y contribuyendo al tejido social.
Una
estrategia veracruzana de educación ambiental implicaría, de este modo, el empoderamiento
social para cumplir y hacer cumplir los acuerdos y los caminos establecidos;
por ejemplo, que los ayuntamientos que han anunciado sus programas municipales
no lo hagan sólo para aparentar compromisos que no están dispuestos a cumplir,
como sabemos que ha ocurrido en el de Naolinco.
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