Edgar
J. González Gaudiano**
En los últimos meses se ha dado a
conocer la crítica situación financiera por la que atraviesa la Universidad
Veracruzana. Quizá algunos no logren comprender su magnitud, pero el gobierno
del estado de Veracruz sólo ha entregado el 20% de lo que le corresponde
durante el año 2015. Es decir, la UV ha tenido que interrumpir un gran número
de sus actividades vitales para dar prioridad, con recursos que recibe del
gobierno federal, al pago de la nómina del personal académico y administrativo,
a fin de no suspender los servicios educativos, de investigación y de difusión
que son la razón de su existencia.
El subsistema de educación
superior de nuestro país se caracteriza por una gran diversidad de tipos de
instituciones en las que destacan las universidades públicas autónomas. Se
trata de instituciones de calidad que se rigen por programas establecidos por
las propias universidades para responder a lo que la sociedad espera de ellas
para contribuir al bienestar de la población del país, con mayor énfasis en sus
territorios de influencia. Las universidades públicas forman a las futuras
generaciones que conducirán al país, crean cultura, producen conocimiento,
forjan ciudadanía para el ejercicio de los derechos y deberes de una
democracia. Es por eso que son públicas, porque producen bienes y servicios
públicos.
Pablo Latapí decía que las
universidades públicas son tales porque:
1. Pertenecen
a la sociedad en su conjunto y esa es la razón por la que dependen de recursos
públicos.
2. Están
abiertas a todos, bajo las únicas restricciones que imponen los requisitos
académicos de ingreso, permanencia y egreso.
3. Encarnan
valores que nos son valiosos a todos, en los que converge nuestra diversidad
social, cultural e ideológica promoviendo la tolerancia, el respeto por los
otros, por los diferentes, a partir del diálogo y la convivencia plural.
4. Intentan
responder responsablemente a las necesidades y problemas de todos,
principalmente a los de los más desfavorecidos, en una perspectiva de bien
común.
5. Atienden
al propósito superior de la soberanía nacional, de independencia, de justicia
social.
Por todo eso son públicas, por lo
que son básicas para nuestra democracia; son faros de libertad máxime en un
país como el nuestro donde muchas instituciones públicas están sometidas a los
intereses de grupos de poder económico y político. Son instituciones
imprescindibles del Estado mexicano, por lo que el financiamiento que reciben
no es una dádiva, sino una obligación del Estado mexicano establecida en nuestra
Carta Magna. No entregarlo completo y con oportunidad no sólo es una grave
irresponsabilidad, sino una violación a la ley.
Pero en este escenario nacional
de las universidades públicas autónomas hay inequidades. La mayoría de ellas,
reciben financiamiento público proveniente de recursos federales y estatales,
que suele tener una distribución muy variable pero que en promedio se ubica en
alrededor de 30% de recursos estatales y 70% federales. La universidad
Veracruzana tiene una relación cercana al 50-50 y eso la hace aún más
vulnerable y explica en parte la gran crisis que ahora vive. Además, las
universidades federales como la UNAM, el IPN y la UAM reciben varias veces más financiamiento
por estudiante que la UV y todo su presupuesto proviene de recursos federales
por lo que sale etiquetado del presupuesto nacional. Lamentablemente no es el
caso de la UV.
Más de 2000 millones de pesos de
recursos provenientes del estado le han sido ilegalmente retenidos, además de
otros 450 millones provenientes de recursos federales que no le han sido
entregados, acto que por sí mismo merecería una investigación por parte de la
Secretaría de Educación Pública porque implica una desviación de recursos.
No entiendo qué es lo que quiere
provocar el gobierno del estado de Veracruz encabezado por el Señor Duarte de
Ochoa en una institución de casi ochenta mil estudiantes y once mil
trabajadores. Como si le faltaran a este estado problemas.
En los últimos años, la
Universidad Veracruzana ha hecho gigantescos esfuerzos por mejorar la
eficiencia en el gasto y en los indicadores de calidad académica de sus
acciones. Estos esfuerzos le han sido reconocidos por la SEP, el Conacyt, la
ANUIES, por su creciente número de programas acreditados, de investigadores en
el Sistema Nacional de Investigadores, por el número de cuerpos académicos
registrados, por el crecimiento de su matrícula, por sus programas de
vinculación, de difusión cultural, entre muchas otras acciones. Su importancia
no sólo en Veracruz, sino en el país es indiscutible. La UV vive una
transformacional radical de su vida institucional. No constituimos una
universidad perfecta, ninguna lo es. Tenemos muchos y serios problemas, pero
estamos en el camino de resolverlos, los estamos enfrentando todos los días en
las aulas, en los laboratorios, en los campos, en las regiones. No se merece la
UV lo que le está ocurriendo.
*Publicado
en La Jornada Veracruz, el 15 de noviembre de 2015.
**Director del Instituto de Investigaciones en Educación
de la Universidad Veracruzana <edgagonzalez@uv.mx>
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