Regreso
a clases[1]
Edgar J. González
Gaudiano[2]
Hoy lunes 19 de agosto se inicia un ciclo
escolar más. Casi 25 millones de estudiantes de preescolar, primaria y
secundaria, lo que constituye el nivel de educación básica; de 10 a 11 años de
escolaridad según si cursaron uno o dos años de preescolar. El ciclo concluirá
el 5 de julio con dos periodos oficiales de vacaciones (Navidad y Semana
Santa). Se tienen previstos 13 días de suspensión de actividades también
oficiales: 17 de septiembre de 2012 y el 6 de mayo de 2013 (ambos por sucesión
de días inhábiles o sea, en lenguaje coloquial, puentes), así como el 16 de
septiembre, 2 y 19 de noviembre, 1 y 25 de diciembre de 2012 y los días 1 de
enero, 4 de febrero, 18 de marzo, 1, 5 y 15 de mayo de 2013. Se supone que con
esto se suman 200 días de clases como calendario formal.
Sin embargo, todos sabemos
que esto no es real. A los días de suspensión de labores establecidos se añaden
los días de la madre, del cumpleaños del maestro o maestra, los de aplicación
de campañas, pruebas estandarizadas, visitas oficiales, aniversarios y demás;
eso sin contar los paros por protestas, marchas por los más variopintos motivos
y un infinito etcétera. En Veracruz, además, habría que agregar la suspensión con
motivo de las fiestas del Carnaval y por las amenazas de huracanes o lluvias
torrenciales. Y no hablemos de calidad.
Cada inicio de ciclo
escolar es una pesadilla para los padres de familia. En las escuelas
particulares destacan el aumento de colegiaturas, una lista excesiva de útiles
de marcas determinadas que se incrementan cada año sin regulación alguna y los
costos crecientes de las actividades adicionales en deportes, idiomas,
computación y artes.
En las escuelas públicas, además
de los útiles y uniformes, violando la Constitución se obliga a los padres a
aportar cuotas ‘voluntarias’ o donativos que condicionan la inscripción de los
niños por los comités y asociaciones de padres que presuntamente los
administran. Son cuotas ilegales e ilegítimas que nadie sabe en qué y cómo se
aplican porque hay un oscuro manejo de las mismas. La nueva modalidad es además
solicitar a los padres materiales de limpieza, papel higiénico y otros enseres
de marcas específicas.
La Secretaría de Educación
Pública y los gobiernos de los estados se hacen de la vista gorda de esta
flagrante violación del artículo 3°, porque de ese modo evaden su responsabilidad
de suministrar los apoyos necesarios y hacerse cargo del mantenimiento de los
planteles y de la infraestructura y materiales requeridos. Son muchos millones
de pesos que desangran aún más el precario presupuesto familiar, pero
representa una ínfima parte del presupuesto de otros muchos gastos inútiles del
gobierno (campañas electorales, publicidad e imagen institucional, gastos de
representación y más etcéteras).
Hábilmente y sabiendo del
repudio social que generan, el Partido Verde Ecologista levantó como una de sus
propuestas de campaña la eliminación de las cuotas. Una nueva farsa de esta
caricatura de organización política.
Y todo para qué. Para que
los niños reciban una educación deficiente e insuficiente. La educación pública
del país se encuentra postrada a los pies de intereses políticos y sindicales.
Mientras tanto observamos en los medios una patética campaña del SNTE
deslindándose de la CNTE. Una pelea por intentar dejar claro quién es menos
peor.
En medio de esta zona de
desastre que es la educación pública del país, lo más lamentable de todo es que
las cosas no tienen ningún viso de mejorar.
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