Edgar J. González
Gaudiano[2]
La situación que prevalece en
relación con la aclaración de las irregularidades cometidas en la pasada
elección me recuerda mucho a Groucho Marx. Una parte de la letra de la
memorable canción “Sea lo que sea, estoy en contra” de este extraordinario
comediante norteamericano de mediados del siglo pasado, dice
“No matter
what it is
or who
commenced it,
I’m against
it.
Your
proposition may be good,
But let’s
have one thing understood,
Whatever it
is,
I’m against
it”.
Puesto en castellano tenemos: “No
importa lo que sea o quien lo inició, estoy en contra. Su propuesta puede ser
buena, pero dejemos algo claro, sea lo que sea, estoy en contra”.
Frente a un argumento tan poderoso como ese, no hay
evidencia que valga, no existe motivo, causa o razón suficientes para siquiera
cuestionar delitos electorales que han sido fehacientemente comprobados; es más, que fueron empleados en
forma abierta incluso como propaganda política. El “haiga sido como haiga sido”
se ha elevado como epítome de nuestras jornadas electorales. Esta cínica
cerrazón no conducirá sino a un incremento de la peligrosa polarización que se
está incubando, en tanto las autoridades electorales integran su fallo sobre
las impugnaciones recibidas.
Con el
efecto hipnótico de la omnímoda trasmisión de los juegos olímpicos y la
exaltación mediática de un nacionalismo trasnochado, pareciera que se acude a
la solución ecológica acostumbrada por nuestra tradición política: ¡echarle
tierra al asunto!
Quien piense
que en eso consiste la normalidad democrática comete un error de interpretación,
pues la masiva inconformidad no se está pudriendo con el circo deportivo y el
tiempo transcurrido.
Y si el
Trife vuelve a salir con el que no hay manera de conocer el impacto que las
escandalosas violaciones a la ley tuvieron en los resultados, yo también estaré
en contra.
Me encanta doctor, su manera tan simple de decir muchas verdades en unos cuantos renglones; siempre le sigo le pista...
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