Edgar J. González
Gaudiano[2]
Una
de las propuestas surgidas de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el
Desarrollo Sustentable, que tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica en 2002, fue
la de promover una Década de la Educación para el Desarrollo Sustentable. Esta
década se aprobó celebrarla del 1 de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2014.
Estamos entonces entrando en la fase final del periodo y circulan ya algunos
reportes oficiales sobre los avances logrados.
Si
veinte años no es nada, una década es la mitad de eso y más tratándose de
procesos educativos y culturales cuyos resultados más importantes se constatan
en el mediano y largo plazos. Por lo que como era de esperarse, la UNESCO
señala que han habido considerables progresos hacia la Educación para el
Desarrollo Sustentable (EDS), toda vez que es cada vez más visible en los
debates y reflexiones mundiales tanto sobre educación como sobre desarrollo
sostenible. Una prueba son las importantes menciones en el documento final de
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Rio de
Janeiro, 2012) y el hecho de que en un creciente número de países el tema se
considera un componente básico para mejorar la calidad de la educación.
Sin embargo, la UNESCO también
admite que sigue siendo necesario un trabajo de promoción estratégica de la EDS
ante muy diversos interlocutores, entre otros fines para ser tenida debidamente
en cuenta en el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los de
la Educación para Todos. La Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Educación
para el Desarrollo Sustentable (Japón, 2014) revestirá especial importancia en
este propósito.
Pero para ser eficaz, toda labor de
promoción debe basarse en datos empíricos, por lo que queda mucho trabajo por
hacer para poder aducir de modo convincente que la EDS es un elemento clave de
la educación de calidad y uno de los medios más eficaces para responder a desafíos
como el cambio climático o la pérdida de diversidad biológica; también se
considera prioritario atribuir menos importancia a las cuestiones de
coordinación y promover una acción más concreta y a mayor escala; integrar la
EDS en todos los ámbitos y niveles del sistema educativo mediante
planteamientos que movilicen a cada institución en su conjunto, así como poner
más el acento en actividades locales o que cuenten con respaldo comunitario,
así como en aquellas en las que participe la población joven.
Por todo ello, la UNESCO propuso a
su Consejo Educativo en su sesión que se celebra entre el 3 y el 18 de octubre
del presente año, dos opciones para darle continuidad a las acciones impulsadas
durante la Década.
La primera opción era poner en
marcha un segundo decenio. Los decenios de Naciones Unidas se declaran cuando se
considera pertinente realizar esfuerzos concertados de promoción y un marco de
referencia que encuadre las actividades durante un periodo determinado sobre un
tema en particular. Cuando se opta por un segundo decenio es porque asume que
no se han cumplido en grado suficiente los objetivos del primero y/o cuando en
el transcurso de este han surgido nuevas necesidades. Dos ejemplos son el
Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo (2005-2015) y
el Segundo Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza
(2008-2017), ambos actualmente en curso.
La segunda opción presentada al
Consejo Ejecutivo para darle continuidad al decenio fue definir un marco
programático. En este tipo de planteamiento, a semejanza de la opción anterior,
se enfatiza la importancia del tema a escala mundial y se define un marco de
referencia para impulsar actividades a todos los niveles. A diferencia de un
decenio, un marco programático carece de plazo fijo y permite que los
principales ejes de trabajo vayan cambiando. Al no tener un límite temporal
permite perseguir objetivos a largo plazo, que no se pueden cumplir en solo
diez años.
La proclamación de un marco programático
requiere la creación de un nombre o una ‘etiqueta’ de nuevo cuño y puede
exigir, en parte, mecanismos nuevos o adaptados. Cuando el Decenio de las
Naciones Unidas para la Educación para los Derechos Humanos (1995-2004) concluyó
se puso en marcha el Programa Mundial para la educación en derechos humanos
(2005-en curso), estructurado en fases consecutivas, cada una con su propio
plan de acción.[3]
Durante la sesión del Consejo
Ejecutivo celebrada el día 13 de octubre se aprobó recomendar un marco programático a la Conferencia
General en su 37ª reunión, para transmitirla a la Asamblea General de las
Naciones Unidas y que esta se pronuncie al respecto en su sexagésimo noveno
periodo de sesiones (2014), de modo que el seguimiento del Decenio de las
Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable se realice sin
discontinuidad después de 2014, con el liderazgo de la UNESCO.
Para abordar este y otros
muchos asuntos, les esperamos en el III Foro Nacional de Educación Ambiental
para la Sustentabilidad, a celebrarse del 20 al 23 de octubre de 2012 en Boca
del Río, Veracruz.[4]
[1]Publicado
en La Jornada Veracruz, el lunes 15 de octubre de 2012, pág. 6.
[2]Coordinador
de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental
del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx
[3]Puede verse la propuesta completa en http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002172/217210s.pdf
[4]Véase
www.foroeas.org.mx
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