La semana
pasada la vialidad en la ciudad de Xalapa se desquició. Recorridos que usualmente requieren de quince minutos, se
llevaban tres cuartos de hora. Varias son las causas que podemos inferir para
explicar esta problemática condición.
Primero,
tenemos los asuntos que llamaremos normales, como el desmedido parque vehicular
que satura a una ciudad que no tiene condiciones apropiadas de vialidad por
razones orográficas e históricas. Algunos reportes hablan de 150,000 vehículos en Xalapa, de los cuales 8,000 son taxis y 4,000 autobuses
y camiones. Se trata de una concentración vehicular
excesiva sobre todo de taxis, si consideramos que están continuamente circulando.
Sin
embargo, el principal problema es que a pesar de la precaria vialidad, la
superficie útil de rodamiento se encuentra
ocupada al menos en un 50% como estacionamiento durante toda la jornada
laboral. Eso reduce la circulación en numerosas
calles a un solo carril, agravado en los hechos por la escasa cultura cívica, ya que basta con encender las luces intermitentes
para que algunas personas consideren que eso justifique obstruir la circulación.
Numerosas
señales que prohíben el estacionamiento son olímpicamente
ignoradas, sin que nadie se encargue de infraccionar o de retirar a los vehículos implicados. Los pequeños accidentes
entre dos vehículos que permanecen estorbando hasta
que llegue el ajustador del seguro, agudizan el problema.
Segundo,
tenemos las causas extraordinarias. Entre las que se encuentra la rehabilitación de arterias que efectivamente ya requerían de arreglos, como Rafael Murillo Vidal. El problema es
que a pesar de que se mantuvo la circulación por uno de
los carriles, algunos días desviaron el tráfico por el Tejar hasta la avenida 20 de Noviembre que se
convirtió en un gran tapón. Para poder redirigir el tráfico hacia vías alternas se requiere también evitar el
estacionamiento en ellas, así como la descarga de materiales en
horas críticas, reprogramar obras, asignar
agentes de tránsito y otras medidas que faciliten
la circulación. Nada de eso se ha hecho y los
ciudadanos hemos sido dejados a nuestra cuenta y riesgo.
Ahora
que ha empezado a hacerse lo mismo en la avenida Lázaro Cárdenas para aplicarle concreto hidráulico en su parte urbana, es decir, de la Araucaria hasta
la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), no podemos imaginar el caos que esto va a
provocar en toda la ciudad, si no se aplican medidas bien planeadas y mejor ejecutadas
de circulación por vías alternas durante
todo el periodo de los seis meses que durará la obra.
Considerar
que es viable emprender dicha rehabilitación sólo porque ya funciona el libramiento de Xalapa es una gran
equivocación, considerando que continúan atravesando la ciudad grandes trailers cuyos conductores
seguramente quieren ahorrarse los altos costos del libramiento. Esos trailers al
compartir un carril estrecho con vehículos mucho más pequeños también constituirán por sí mismos un factor de alto riesgo.
Ahora
bien y considerando que los vehículos no están recorriendo más de siete kilómetros por litro en promedio por las condiciones antes
descritas, eso significa al menos 800 gramos de Dióxido de carbono por kilómetro
recorrido por cada auto, suponiéndolo bien afinado (lo cual tampoco
es el caso, al menos para el transporte público); esto
es, 120 toneladas de dióxido de carbono aproximadamente por
kilómetro se descargan a la atmósfera en la ciudad. Obviamente, más tráfico durante más tiempo implica mayores emisiones de gases de efecto
invernadero y peores condiciones ambientales para la población de la ciudad.
Tal
situación hace que cualquier medida de
mitigación de gases de efecto invernadero para
contribuir a disminuir los embates del cambio climático, que pudiera impulsarse por parte de la Secretaría de Medio Ambiente, queda drásticamente
anulada por las condiciones del tráfico en la
ciudad.
Ello
demuestra claramente que la política ambiental no se reduce a las
acciones que pueda tomar una determinada Secretaría, sino que ha
de ser una responsabilidad compartida y coordinada por todos los sectores, en
este caso, por Tránsito del Estado y el Ayuntamiento.
De otro modo, no tiene ni caso hablar de política
ambiental.
(2) Coordinador de la
Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”.
http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx/
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