Razones por las que
Porfirio Carrillo debe ser el rector de la Universidad Veracruzana[1]
Edgar J. González
Gaudiano[2]
El proceso de cambio de titular en la rectoría de la Universidad
Veracruzana ha entrado en una nueva fase. Avanza la auscultación en las
regiones y están por decantarse las candidaturas más fuertes. En una semana se
elegirá la “terna” que, según ocasiones anteriores, puede estar integrada por entre
tres y cinco aspirantes. He leído las propuestas sintéticas y declaraciones en los
medios de algunos de ellos. Incluso he asistido a una que otra presentación.
Afirmo sin rodeos que al menos en mi caso no he recibido línea alguna; como
quiera no me prestaría a ninguna “cargada”.
En este proceso para
mí novedoso en la UV, he podido observar casos de autopromoción en medios como
si se tratara de una votación, planteamientos que contravienen la legislación universitaria
vigente y amenazas de recurrir a tribunales de darse ciertos resultados. Por
fortuna, las descalificaciones han sido las menos y ha podido mantenerse una
atmósfera de sensatez y mesura e incluso hasta de cierta urbanidad democrática.
Es de desearse que así continúe y se eviten las campañas de lodo a que nos
tiene acostumbrados la clase política partidista.
En este marco
quiero hacer una declaración pública de por qué considero que el Dr. Porfirio
Carrillo Castilla es el mejor candidato entre todos los postulantes. Sin
conocerlo mucho a título personal, en estos casi cuatro años de labores en la
UV lo he tratado en su calidad de secretario académico y no me ligan
componendas de ningún tipo, ni promesas de cargo alguno.
Entre sus pronunciamientos, el Dr. Carrillo ha
enfatizado su compromiso por la transparencia y la honestidad, así como el
ejercicio participativo y eficiente que sería su gestión; respalda el carácter
público y autónomo de la institución y se empeñará en mantenerla como un
espacio incluyente, tolerante, abierto a las expresiones sociales y culturales y
donde se valore la diversidad. Entre sus propuestas están crear una
procuraduría universitaria para vigilar el ejercicio del gasto; reubicar la
dirección de planeación en la Secretaría de Finanzas y Administración; proponer
ternas para definir que los cargos más importantes sean definidos no por el
rector, sino por la junta de gobierno; planear el retiro, la jubilación digna y
la descentralización de las regiones ampliando la oferta educativa y
desconcentrando decisiones; rediseñar la administración en función de la
academia; así como respetar irrestrictamente la línea de mando institucional,
entre varios otros.
He percibido una
actitud mesurada que nos hace ver que no todo sería “borrón y cuenta nueva”,
como ocurre cada fin de gestión en los tres niveles de gobierno de la república
con el recurrente desperdicio de recursos y pérdida de potencial humano: propone
evaluar, reforzar aquello que ha estado bien y emprender un proceso de
“destrucción creativa” de lo que no funcione; aquí recuperando la noción acuñada
por el sociólogo alemán Werner Sombart (aunque suele atribuírsele, al
economista austriaco Joseph Schumpeter por ser quien la difundió a través de su
clásico libro Capitalismo, socialismo y democracia de 1942).
Sin embargo, en
función del espacio disponible quiero concentrarme en tres factores que
considero sustantivos para decidir bien: la formación académica, la trayectoria
y experiencia institucional y la propuesta de trabajo.
a)
La formación académica.- El Dr. Carrillo es, sin
duda alguna, un académico consolidado. Es biólogo de formación inicial, con
posgrado en ciencias fisiológicas y experiencia de investigación de las bases
neurales de la conducta, así como de la ontogenia del sistema nervioso. Por ello
impulsó la creación del Laboratorio de Neurobiología del Desarrollo del
Instituto de Neuroetología de la UV. Ha sido miembro del Sistema Nacional de
Investigadores. Cuenta con más de dos docenas de publicaciones especializadas
de alto nivel, así como experiencia docente y de investigación en varias instituciones
de educación superior; ha recibido reconocimientos de su gremio y es miembro de
las más acreditadas organizaciones internacionales en su campo. Tener un perfil
académico vigente es fundamental para ocupar el cargo más alto en la UV. No
queremos advenedizos conduciendo el destino de esta valiosa institución que pudieran
verla como trampolín para otros fines.
b) Trayectoria
y experiencia institucional.- El Dr. Carillo ha recorrido la escala completa de
los nombramientos en el área de investigación, comenzando como Técnico
Académico Asociado "B" en el Centro de Investigaciones Biológicas,
convirtiéndose después de una sucesión de doce años en Investigador Titular
"C" en el Laboratorio de Neurobiología del Desarrollo, hasta fungir
como Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología. A nivel de
experiencia en puestos de mando superior en la UV, ha sido Director General de
la Unidad de Estudios de Posgrado (2006-2009) y Secretario Académico (2009-2013).
Es fundamental haber empezado desde abajo y contar con una experiencia reciente
de alta dirección en la UV, porque la institución ha cambiado sustantivamente
su fisonomía en la última década. Los problemas son distintos, las soluciones
habrán de serlo también. No todo depende de obtener más recursos.
c)
Propuesta de trabajo.- Entre los planteamientos que
personalmente considero fundamentales están: posicionar a la docencia de
calidad y la producción de conocimiento como ejes de la transformación
universitaria; mejorar la docencia vinculándola más estrechamente con la
investigación; generar enclaves de investigación de alto nivel en las regiones;
consolidar las líneas de investigación y cuerpos académicos; definir redes de
investigación prioritarias e impulsar proyectos multidisciplinarios orientados
a activar la calidad de vida de Veracruz, así como generar un programa especial
de estímulo a la investigación y vinculación a fin de que estudiantes y
profesores promuevan el desarrollo sustentable de sus comunidades.
El doctor Carillo valora la autonomía como condición imprescindible
para el trabajo académico y para dar respuestas acordes con la confianza social
e institucional que se ha depositado en la Universidad. Es un convencido de la
importancia que revisten los estudiantes como fuerza motriz del cambio y se
propone realizar una gestión receptiva de la crítica, atenta a las propuestas
de la comunidad.
Es, como sintéticamente puede verse, un proyecto de universidad que
vale la pena respaldar.
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