La educación en la Semarnat: indiferencia y desdén[1]
Edgar J. González Gaudiano[2]
En un convulso momento del país por asuntos que
conciernen a la educación, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
ni se preocupa ni le importa. Esto provocó que los integrantes del Consejo
Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad presentáramos en bloque
una renuncia a seguir formando parte de un organismo que presuntamente fue
constituido para asesorar a la Secretaría en este tema.
El Consejo Nacional fue el único acuerdo que se
cumplió de la lista de los que conformaron el Compromiso Nacional por la Década
de la Educación para el Desarrollo Sustentable (2005-2014), suscrito por los
entonces secretarios de Educación Pública y de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, el 11 de marzo de 2005. Este Compromiso fue luego presumido por el
Presidente Vicente Fox ante la UNESCO y el mundo por haber sido el primer país
en asumir responsabilidades para impulsar un amplio proceso educativo que,
entre otros, contribuyera a hacer realidad el desarrollo sustentable en el
país; se sustente en las instituciones escolares de los distintos niveles y
modalidades, pero que las trascienda, proyectándose hacia todas las esferas de
la vida pública y privada; coadyuve a enfrentar los complejos desafíos de un
mundo cada vez más interdependiente, en permanente transición y con realidades
disímiles y contrastantes; permita a la ciudadanía participar críticamente en
la toma de decisiones para definir las trayectorias del desarrollo nacional que
deben seguirse, así como genere las actitudes y competencias necesarias para
configurar una acción social bien informada, que incida en la prevención y
solución de los problemas de cada grupo de personas.
El Consejo se integró con 21 integrantes adscritos
a las esferas académica, social, empresarial, jóvenes, etc. Al concluir el
periodo para el que fueron nombrados, durante el segundo semestre del año
pasado se procedió de acuerdo con la normatividad a sustituir a la mitad de sus
miembros. Este proceso se realizó con una amplia participación a la
convocatoria correspondiente, pero al quedar definida la elección se consideró
que era políticamente correcto que la instalación del nuevo consejo se hiciera
con quienes encabezaran la Semarnat en el nuevo gobierno federal. Eso es lo que
durante casi diez meses no ha ocurrido, a pesar de llamadas, escritos,
entrevistas y falsas promesas del propio secretario el empresario Juan José Guerra
Abud, proveniente del Partido Verde Ecologista de México y de sus funcionarios.
El autismo de la Secretaría es aún más
incomprensible cuando se supone que se están realizando las consultas públicas
para la integración del programa sectorial de mediano plazo y se desdeña la
participación de quienes fueron invitados para acompañar precisamente la
formulación y aplicación de las políticas públicas en materia de educación
ambiental para la sustentabilidad. Eso confirma que el proceso de consulta es
otra simulación más a las que ya estamos acostumbrados.
¿Para hacer este papelón disputó el Partido Verde durante
tantos sexenios hacerse cargo de la Semarnat? Recordemos que este fue el motivo
por el que este grupo de interés familiar rompió su Alianza por el Cambio con Vicente
Fox en el primer gobierno de la alternancia, cuando no le dieron la Semarnat a
Jorge González Torres, su fundador. Ahora que encontró un aliado político que
por fin le cumple sus aspiraciones, en un portentoso acto de magia, el Verde vuelve
invisible a lo poco que había quedado de la Semarnat después de la docena
trágica, porque su parálisis no se limita sólo a la esfera de la educación
ambiental.
La Semarnat actual se ha convertido en una comparsa
para eliminar obstáculos al crecimiento económico como se desprende de sus omisiones
y de las declaraciones del propio Secretario. De ese modo, echa por la borda
las conquistas que el movimiento ambientalista ha logrado durante tres décadas
de lucha para promover un desarrollo capaz de satisfacer las ingentes necesidades
sociales sin reñir con la conservación de la calidad del ambiente y la
integridad de los ecosistemas. Eso es lo que el Verde parece no haber entendido
nunca al centrar sus plataformas políticas en asuntos que le han valido el
repudio ambientalista internacional, tal como impulsar la pena de muerte o
sobre temas sensacionalistas como combatir las corridas de toros, aunque eso sí lucran con las prerrogativas que
recibe.
Así que en materia de educación ambiental y parafraseando
a la tira cómica de Palomo en el Cuarto Reich, los del Verde están aplicando
una solución ecológica que conocen muy bien: Echarle tierra al asunto. Sin
embargo, la comunidad de los educadores ambientales y otros grupos afines haremos
una permanente vigilancia ciudadana de lo que la Semarnat plantee en el
programa sectorial, así como de lo que haga y deje de hacer a lo largo del
sexenio o lo que duren en él a pesar de su obsequiosa entrega.
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