lunes, 18 de junio de 2012

Otras aproximaciones a la educación ambiental en Río + 20


Otras aproximaciones a la educación ambiental en Río + 20[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Hace veinte años en la ya legendaria Cumbre de Río 1992, el campo de la educación ambiental recibió dos importantes contribuciones. Por parte del evento gubernamental, el oficial, que reunió a 178 jefes de estado y de gobierno, se produjo la Agenda 21, particularmente el Capítulo 36 sobre “Fomento a la educación, la capacitación y la concientización pública”. De manera muy sintética, en él se reconoce que la educación es un proceso vinculado con prácticamente todas las áreas de la Agenda y se exhorta a los gobiernos a reconocer que sin educación es imposible transitar hacia el desarrollo sustentable.

Sin embargo, en forma paralela, en el Foro Global de Río, en el que participaron cientos de organizaciones no gubernamentales y de la  sociedad civil, se desarrollaron más de treinta tratados sobre diversos temas. Uno de ellos es el Tratado de Educación Ambiental para Sociedades Sustentables y Responsabilidad Global. Este foro fue la semilla que luego engendró los Foros Sociales Mundiales, que comenzaron en Porto Alegre, Brasil, del 25 al 30 de enero de 2001 y acuñaron el famoso lema de Otro Mundo es Posible, como una crítica al pensamiento único y al Consenso de Washington y como contraforo al Foro Económico Mundial de Davos.

El Tratado de Educación Ambiental para Sociedades Sustentable y Responsabilidad Global inexplicablemente ha sido poco conocido por los educadores ambientales, pese a que es un planteamiento mucho más avanzado en términos políticos y pedagógicos. Los colegas brasileños tienen una página donde informan sobre las acciones a emprender  http://tratadoeducacaoambiental.net/Jornada/Home_pt.html y como parte de éstas están promoviendo una Carta Abierta de los Educadores y Educadoras por un Mundo Justo y Feliz.

En la carta se denuncia que es inadmisible que todavía tengamos guerras que implican gastos enormes en armamentos y más de mil millones de hambrientos miserables, así como falta de agua potable y saneamiento para inmensas parcelas de la humanidad. Asimismo, que es inadmisible la violación de los derechos humanos, a causa de la diversidad de género, generación, etnia, de orientación sexual, y clase social, entre muchas otras), así como la pérdida de la diversidad biológica y cultural, debido al interés por la ganancia mezquina, la violencia urbana y las distintas formas de discriminación y opresión.

También reconoce que las recientes manifestaciones humanas en numerosos países por el derrumbe de las dictaduras de todo tipo,  indican con claridad la necesidad de impulsar nuevas propuestas de organización de los siete mil millones de seres humanos. Por lo que es cada vez más evidente que la gobernabilidad del planeta necesita estar en las manos de las comunidades locales para impulsar la responsabilidad global con el bien común de seres humanos y no humanos y de todos los sistemas naturales que son el soporte de la vida.

De ahí que es preciso impulsar otras formas de hacer política desde las comunidades, y que para exigir políticas públicas comprometidas con la calidad de vida de los pueblos es urgente fortalecer los procesos educativos comprometidos con la emancipación humana y la participación política en la construcción de sociedades sustentables, donde cada comunidad se sienta comprometida, incluida y activa para compartir las riquezas y de la vida de nuestro planeta.

Y en la Carta se pregunta: ¿Dónde entra el rol de la Educación para Sociedades Sustentables y de Responsabilidad Global? La respuesta sólo puede ser una: en el Centro. En el centro de la vida cotidiana, de la gestión educativa, de la gestión política, económica y ambiental. De esta forma, la educación ambiental contribuye a que el otro mundo sea posible, con justicia ambiental y social, asegurando el despliegue de una democracia efectivamente participativa, capaz de garantizar el desarrollo social, cultural y espiritual de los pueblos.

Como puede verse, es un discurso distinto. Muy diferente a la retórica hueca llena de exhortos y llamados que suele aprobarse en las reuniones gubernamentales, que, en el fondo y pese a que se firma por los representantes de gobiernos, nadie está dispuesto a respetar y a veces ni siquiera a difundir entre la población. 









[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 18 de junio de 2012, pág. 6.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – Universidad Veracruzana “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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