sábado, 26 de junio de 2021

Autonomía universitaria ¿Para qué?*

 Por Edgar Javier González Gaudiano**

Con la renovación de la rectoría en la Universidad Veracruzana suele reactivarse el debate sobre algunos asuntos que son de extrema importancia para la institución. Uno de ellos es el que se refiere a la autonomía.

La autonomía de las universidades es un derecho garantizado constitucionalmente en el artículo 3°. Establece la facultad y la responsabilidad de que las instituciones de educación superior puedan gobernarse a sí mismas, lo que implica determinar su normatividad y nombrar a sus autoridades, así como definir el ingreso, promoción y permanencia de su personal y administrar libremente su patrimonio. En términos académicos, pueden definir sus programas de estudio para formar a sus alumnos para desempeñarse con eficiencia en el desempeño de su profesión, realizar investigación sobre los problemas del conocimiento y de la sociedad y difundir la cultura en el seno de la población, entre otros.

Pero si bien, como se ha definido, la autonomía es una facultad también es una responsabilidad por lo que las universidades están obligadas a aplicar con honestidad su patrimonio, a rendir cuentas, a manejarse con absoluta transparencia y a respetar la libertad de cátedra e investigación que es el factor vital para el análisis crítico, el ingenio, la creatividad, la innovación y para preservar la diversidad de las ideas.

Sin embargo, al ser la Universidad una entidad pública que opera de manera independiente del Estado está constantemente sujeta a presiones y tensiones dirigidas a influir en sus decisiones, tanto en lo académico como en lo administrativo, pero sobre todo en lo político. Desde aquellas presiones que se orientan a querer intervenir en sus propósitos educativos, a efecto de que las universidades públicas se subordinen a los intereses del mer  Por Edgar Javier González Gaudiano**

Con la renovación de la rectoría en la Universidad Veracruzana suele reactivarse el debate sobre algunos asuntos que son de extrema importancia para la institución. Uno de ellos es el que se refiere a la autonomía.

La autonomía de las universidades es un derecho garantizado constitucionalmente en el artículo 3°. Establece la facultad y la responsabilidad de que las instituciones de educación superior puedan gobernarse a sí mismas, lo que implica determinar su normatividad y nombrar a sus autoridades, así como definir el ingreso, promoción y permanencia de su personal y administrar libremente su patrimonio. En términos académicos, pueden definir sus programas de estudio para formar a sus alumnos para desempeñarse con eficiencia en el desempeño de su profesión, realizar investigación sobre los problemas del conocimiento y de la sociedad y difundir la cultura en el seno de la población, entre otros.

Pero si bien, como se ha definido, la autonomía es una facultad también es una responsabilidad por lo q cado y la dinámica capitalista; hasta las que pretenden cancelar la capacidad de cuestionar críticamente la realidad social y suprimir la formulación de proyectos alternativos de desarrollo y de cambios culturales acordes con las nuevas condiciones del país y del mundo.

Todo ello vulnera la autonomía y reduce significativamente las contribuciones que las universidades pueden hacer al avance democrático y científico del país. Por eso es por lo que la autonomía universitaria ha de verse como un derecho de la sociedad en su conjunto, que hay que defender permanentemente porque las presiones no cesan de parte del Estado, pero también de grupos de interés como los credos religiosos, los organismos empresariales, los medios de comunicación, e incluso intereses extranjeros y la delincuencia organizada, que son o quieren ser parte de la arena política de manera abierta o soterrada.

Se ha dicho que la noción universidad significa unidad en la diversidad. Diversidad para pensar, para optar, para participar, para disentir, y justo esto es lo que muchas veces no se ve en la dinámica de la vida universitaria. Por ejemplo, desde que ingresé como investigador me ha llamado fuertemente la atención la tendencia en los órganos de decisión de nuestra universidad de tomar acuerdos por unanimidad.

Se celebran las decisiones unánimes como un gran éxito, siendo que eso refleja un espíritu de uniformidad ideológica que no se corresponde con la diversidad. La unanimidad es una anomalía en el debate universitario y si hubiese algún asunto que pudiera concertar las voluntades de todos los miembros debiese verse como algo excepcional, no como la fuerza de una costumbre institucional opuesta a la fuerza de la razón plural y diversa de una comunidad tan múltiple y variada como la nuestra.

Sólo puedo pensar que algo así ocurre porque se interfiere de algún o de varios modos para suprimir esa libertad soberana de ejercer nuestras propias decisiones individuales, máxime si se funge como representante de un sector de la comunidad. Esas interferencias son contrarias a la autonomía. Y lo peor es que se hacen bajo coacción, lo que las hace aún más inaceptables. Lo bueno es que pueden emplearse los medios electrónicos para expresarse con independencia e incluso para denunciar a la propia Junta de Gobierno la coerción que se ejerza sobre grupos y sectores de la comunidad.

A partir de la publicación de la convocatoria respectiva, entraremos en pocos días en la dinámica de designación del nuevo rector o rectora que debe realizarse con un compromiso socialmente responsable que beneficie a toda la universidad. Evitemos las presiones internas y externas a nuestra autonomía de todos aquéllos que quieren influir en un proceso que corresponde únicamente a los universitarios, a fin de poner en marcha la democracia participativa para que estudiantes, docentes y trabajadores y trabajadoras tengan la mejor incidencia posible en la toma de esa fundamental decisión.

Ha sido tan complicado que la Universidad Veracruzana consiga su autonomía formal en un estado donde se veía a la institución como refugio de exfuncionarios y colaboradores del gobierno, que en la rectoría debe haber alguien que la respete y la defienda en todos sus términos y dimensiones.

*Artículo publicado en La Jornada Veracruz el 26 de junio de 2021.

**Investigador del Instituto de Investigaciones Educativas de la Universidad Veracruzana y titular de la Cátedra Unesco “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”.


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