viernes, 27 de enero de 2012

Culpar a la naturaleza: la excusa favorita

Edgar J. González Gaudiano


El miércoles 18 de enero pasado en instalaciones de la Universidad Veracruzana en el Puerto de Veracruz, se celebró el segundo Foro Social de Cambio Climático y Vulnerabilidad en el estado de Veracruz. El evento fue convocado por varias instancias de la UV, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Cátedra Unesco “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad del Desarrollo”. Se presentaron tres conferencias magistrales y 23 presentaciones de ponencias inscritas sobre una diversidad de temas que gravitan en torno al cambio climático, el riesgo y la vulnerabilidad. Hubo una asistencia de cerca de 200 interesados.
Un buen número de participaciones insistieron en un tema que es de mi particular interés. El hecho de que los desastres que ocurren como consecuencia de eventos climáticos son riesgos mal gestionados que están atravesados por omisiones, ineficiencias e irregularidades de las autoridades competentes de los tres niveles de gobierno. De este modo, autorizar construcciones en zonas no aptas, desatender la normatividad e incumplir responsabilidades seguramente terminará en un desastre cuando se presente un fenómeno natural de cierta magnitud.
Sin embargo, es cada vez más frecuente que los funcionarios gubernamentales culpen a la naturaleza de estos desastres, lo cual se ha convertido en la excusa perfecta para evadir sus propias responsabilidades. Es lo que ocurre con la catástrofe agroalimentaria que padecemos que se ha visto agravada con la persistente sequía en el país, lo que provoca desnutrición crónica, hambruna, desesperación y suicidio. Frente a ello, desde el presidente Calderón hasta los presidentes municipales exclaman: “Es culpa de la naturaleza; qué le vamos a hacer”.
Durante el foro social platiqué con varios representantes del Floresta, una zona habitacional de clase media frecuentemente golpeada por inundaciones. Me informaron que todo aquello que se prometió después de los episodios del huracán Karl y Matthew en 2010, no se ha cumplido. Que el hecho de que en 2011 no hubiesen fenómenos hidrometeorológicos extremos ha hecho que las autoridades se relajen e incumplan sus obligaciones. Es el caso de la Comisión Nacional del Agua que no ha desazolvado, pese a los reiterados escritos que se le han enviado a ellos y a otras autoridades sin haber respuesta alguna.
De ese modo el nuevo y próximo evento climático extremo se volverá un desastre que no tendrá nada de natural, pero se culpará otra vez a la naturaleza. Y nadie dará cuentas de nada.
Artículo publicado en La Jornada Veracruz, el 23 de enero de 2012

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