miércoles, 19 de diciembre de 2012

La reforma educativa que viene



La reforma educativa que viene[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Hace unos días el Ejecutivo envió para su discusión en la Cámara de Diputados una iniciativa de reforma constitucional en materia educativa. En el fondo es una propuesta para que el Estado mexicano recupere una rectoría en materia educativa, que nunca debió haber perdido.
La propuesta consiste en reformar el artículo 3° Constitucional, a fin de establecer un sistema profesional de docentes, considerando que en ellos recae el rol principal de la calidad del proceso educativo. Por lo mismo, es una responsabilidad del Estado darles certidumbre en su ingreso, permanencia y promoción en el servicio.
Para ello, se dotará de autonomía a un Instituto Nacional de Evaluación para la Educación y se establecerá una norma para crear el sistema de operación y gestión educativas, con el mandato al INEGI de realizar de inmediato el registro nominal de escuelas, profesores y estudiantes.
Alguien de cualquier otro país, se preguntaría por qué no era esto así antes de esta administración. Se extrañaría que a estas alturas del partido no sepamos con exactitud cuántas escuelas, maestros y estudiantes hay y que fuese el sindicato magisterial el que ha tomado hasta ahora las decisiones sobre las plazas docentes.
Pero así es y aunque el SNTE ha manifestado que apoya dicha reforma, la iniciativa está dirigida contra el grupo dirigente del mismo que ha mantenido como rehén al gobierno y al país, con sus caprichosos chantajes y sus desplantes autoritarios.
Ojalá que los cambios impliquen el fin de esas canonjías inadmisibles, como el ejército de 45 mil comisionados para realizar tareas sindicales, con los cuales el grupo dirigente del SNTE ha construido un partido político que se arrima a la sombra que mejor cobije sus perversos intereses.
Ojalá se acaben también el turbio manejo de cuotas y otras prestaciones que se negociaban para el apoyo a maestros y que terminaban en manos de incondicionales, corrompiendo hasta el sentido del servicio profesional de carrera en el sector educativo, tanto federal como de los estados.  
La iniciativa también prevé crear hasta 40 mil escuelas de tiempo completo durante el sexenio con jornadas de seis a ocho horas diarias, para aprovechar mejor el tiempo y para suministrar ahí donde se requiera los alimentos para los niños, provenientes de micro empresas locales con la prohibición constitucional de distribuir y consumir aquellos que no cumplan con las normas oficiales de salud.
        Aquí me han llamando la atención las denuncias que algunos diputados han hecho sobre la excesiva presión que cabilderos de las empresas de comida chatarra están ejerciendo para eliminar esta parte de la iniciativa. Esto es, al igual que el SNTE las empresas de golosinas, frituras y refrescos que han convertido a la población mexicana en obesa y propensa a toda una serie de severos problemas de salud, se sienten amenazadas en sus pingües ganancias.
No es posible ceder en este aspecto, que se intentó poner en marcha sin éxito durante los gobiernos de Fox y Calderón que se rindieron sumisamente a dichas presiones.
        La rectoría del Estado en materia educativa recuperará para los maestros mexicanos la dignidad de su trabajo, al no quedar ya su ingreso, estabilidad y futuro a expensas de intereses espurios. Sin embargo, no será fácil suprimir ese cáncer maligno que invade de arriba a abajo la estructura del sector de educación básica del país, por lo que próximamente veremos de qué madera están hechas las autoridades federales, estatales y municipales o si todo es cera de panal.   
No se resuelve todo con esta reforma. Habrá que trabajar mucho para abatir los altos índices de analfabetismo y deserción escolar; para incrementar los bajísimos niveles de calidad educativa; para terminar con las simulaciones en el desempeño escolar; y otros muchos etcéteras.
Pero la reforma constituye un gran paso en la dirección correcta. Después de este paso demos los otros que se necesitan dar para que la educación pública se convierta efectivamente en el factor que tienda a desarrollar en armonía, todas las facultades del ser humano y fomente en él, a la vez, el amor a la patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el martes 18 de diciembre de 2012, p.6.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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