lunes, 7 de enero de 2013

La disputa por el tráfico en Xalapa


La disputa por el tráfico en Xalapa[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

En los días recientes han proliferado las opiniones a favor y en contra sobre la instalación de parquímetros en el centro histórico de la ciudad de Xalapa, como una medida que contribuya a regular el intenso tráfico que se produce en esas calles durante prácticamente toda la jornada laboral.

Los que defienden la medida aducen el que la mayor parte de los vehículos permanecen estacionados durante todo el día, anulando con ello la mitad de los carriles de circulación. Sus dueños son los propios comerciantes y empleados de oficinas de gobierno, bancos y demás, por lo que de cualquier manera los clientes y usuarios de servicios que acuden al centro en sus propios vehículos no hallan lugar para estacionarse por algunos minutos.

Los que se oponen a la medida señalan, entre otros argumentos, que antes se requiere crear nuevos estacionamientos públicos a precios accesibles para atender lo que sería una gran demanda, así como reorganizar el transporte público.

Ambas posiciones tienen parte de razón. Frente a este dilema debo señalar que el problema requiere de varias estrategias. No se resuelve con una sola medida aislada, pero las decisiones a impulsar pueden ser simultáneas, no necesariamente tiene que ir una después de la otra.

Efectivamente, la instalación de parquímetros ha sido una medida efectiva en algunas delegaciones de la Ciudad de México, por ejemplo, la delegación Cuauhtémoc y la colonia Polanco, entre las más destacadas. Pero la decisión ha ido acompañada no sólo de la correspondiente boleta de sanción a los que incumplan, sino de la instalación de cepos inmovilizadores y/o grúas de arrastre. Si no se adopta una manera de hacer cumplir la ley, seguirá ocurriendo lo que vemos ahora: autos estacionados incluso debajo de las propias señales de tránsito que prohíben hacerlo.

El tema de los estacionamientos es muy válido. Es preciso crear más, sobre todo de tipo vertical o subterráneo dada la insuficiente disponibilidad de espacio en el centro histórico; pero también hay que establecer acuerdos con los propietarios de los mismos, para aplicar tarifas diferenciadas accesibles (por minutos, pensiones, etc.) que eviten los abusos.

Urge también regular el transporte público, por ejemplo, reorganizar las numerosas rutas y horarios de autobuses urbanos que atraviesan el centro, en condiciones físicas y mecánicas por demás lamentables, y hacer algo en firme con el número excesivo de taxis que circulan todo el tiempo. La medida experimental aplicada en 2011 de “Un día sin taxi en Xalapa” fue fallida en muchos sentidos, especialmente porque esos vehículos seguían circulando, aunque colocaban un papel señalando que no estaban de servicio.

La reciente decisión de trasladar a los vendedores ambulantes de la calle de Pípila a la central de abastos, también contribuye a resolver el problema, habría que acompañarla por una mayor desconcentración de oficinas gubernamentales cuyos trámites atraen a mucha gente, así como reubicar las centrales camioneras de la Rotonda y Pípila, establecer horarios fuera de jornada laboral para la recolección de basura, entrega de mercancías, servicios de gaseras, modificar el sentido de algunas calles mediante una reingeniería vial, establecer calles exclusivamente peatonales, reubicar puestos de periódicos y comida en el centro que ocupan la mitad de la banqueta y que en los hechos han privatizado el espacio público, etc., etc.

En fin, si Xalapa se ha convertido en la nada honrosa población con el mayor número de vehículos per cápita en el país, para resolver el serio problema que se deriva de esto en una ciudad con un trazo complicado e irregular se requieren políticas congruentes, que impliquen una estrecha coordinación entre las autoridades estatales y municipales del área metropolitana e impulsar un programa de educación ambiental y vial para caminar más, usar bicicletas y respetar el reglamento de tránsito.

El hoy no circula de aplicación general propuesto por el director de Transito del Estado no pasará de ser una medida más, si no se articula y alinea con decisiones asumidas de manera persistente en los municipios implicados y se crean incentivos para la colaboración de la ciudadanía y el sector privado.

     



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 7 de enero de 2013, p. 4.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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