lunes, 28 de febrero de 2011

Nuestras abuelas no se equivocaban

Édgar González Gaudiano



Con la próxima reunión trilateral de los presidentes de América del Norte en el primer trimestre de este año,  se intensificará el debate de temas relacionados con la cooperación -sobre todo con Estados Unidos- tales como la Iniciativa Mérida, el trasiego de armas, el lavado de dinero, las redes financieras del narcotráfico y la violencia criminal, entre  otros. Es pertinente, entonces, comentar sobre los reproches expresados por funcionarios y exfuncionarios mexicanos, debido a que en Estados Unidos catorce estados han legalizado el cultivo y la venta de marihuana con fines terapéuticos.
En Estados Unidos el estado que más recientemente aprobó una ley para tener acceso a la marihuana con fines médicos fue Nueva Jersey, apenas en enero de 2010 y entró en vigor en el mes de junio. Con ello se suma a Alaska, California, Colorado, Hawaii, Maine, Michigan, Montana, Nevada, Nuevo México, Oregón, Rhode Island, Vermont, Washington y el Distrito de Columbia, que lo habían hecho antes. Algunos estudios aseguran que entre 40 y 67% de la marihuana que se consume en Estados Unidos proviene de cultivos ilegales en México.
Se trata, según el anterior secretario de gobernación, de “políticas públicas que contrastan con los esfuerzos federales para reducir la demanda de drogas ilícitas y enfrentar frontalmente al narcotráfico". Por su parte, el secretario de salud, ha declarado que en aquel país recetan la hierba como si todos estuvieran enfermos de reuma, y sin considerar que la adicción a esta droga conduce al consumo de otras. Según la Encuesta Nacional de Adicciones 2002, en nuestro país 3.5 millones de mexicanos entre 12 y 65 años de edad han consumido drogas alguna vez en su vida. 
Estas declaraciones han reactivado propuestas de varios intelectuales, legisladores, periodistas y hasta ex presidentes de la república, dirigidas a la despenalización. . De hecho, en 2008, la Asamblea Legislativa del DF analizó una iniciativa de ley para despenalizar la venta y portación de marihuana en la capital del país, que fue rechazada en ese momento. Pero, el tema se encuentra vigente en la opinión pública, sobre todo a partir de la escalada de violencia derivada del combate al narcotráfico. 
Este tema es uno más que merece un debate serio y no declaraciones de banqueta ni reacciones viscerales de rechazo. El uso terapéutico de la marihuana es un remedio de antaño. Nuestras abuelas efectivamente la empleaban reposada en alcohol para aliviar padecimientos reumáticos y musculares. Al ser estigmatizada, cayó en desuso en la medicina tradicional, pero las abuelas no se equivocaban. Numerosas investigaciones confirman su eficacia para combatir algunos efectos causados por diversas patologías como la esclerosis múltiple,  cáncer, VIH-sida, glaucoma, epilepsia y espasmos, migraña, asma, prurito y esclerodoma, entre otras enfermedades. Otras aplicaciones son en la atención de efectos secundarios de la quimioterapia o problemas derivados de la vida actual como la anorexia y la depresión, pero sobre todo es efectiva para mitigar dolores de todo tipo, particularmente aquellos que sufren enfermos en etapa terminal; con la ventaja adicional que puede combinarse de forma segura con otros medicamentos. 
La marihuana es una planta extendida en todo el mundo que contiene 66 cannabinoides de los que el principal es el d-9-tetrahidrocannabinol (comúnmente conocido como THC). Este se comercializa en algunos estados (como Arizona y California) bajo prescripción médica como dronabinol (Marinol®). Revistas científicas prestigiadas de todo el mundo reportan estudios en esta materia, tales como Nature, New England Journal of Medicine, Annals of Internal Medicine, JAMA, The Lancet, Oncology, Journal of Clinical Oncology, Supportive Care Cancer, Journal of the National Cancer Institute y  los Proceedings of the National Academy of Sciences, por citar algunas. 
El beneficio médico confirmado, la legalización existente en otros países incluyendo al vecino del norte y sobre todo al hecho de que estamos en una guerra contra el narcotráfico, cuya estrategia militar no muestra resultados positivos, hace preciso considerar otras medidas complementarias que podrían contribuir a desactivar los complejos procesos de deterioro de la vida pública y los altos índices de criminalidad ligados a la producción, distribución y consumo de la marihuana en nuestro país. Además, el porcentaje de opositores a esta medida en el propio Estados Unidos ha venido rápidamente disminuyendo y se encuentra ya cerca del 50%. Los que apoyaban la legalización de la marihuana en California el año pasado afirmaban que los ingresos fiscales podrían elevarse en 1.4 mil millones de dólares, sólo en ese estado, sin considerar los ahorros en materia de gastos carcelarios y aplicación de la ley.   Hay que discutirlo en serio.

Publicado en el periódico Milenio El Portal, el 28 de febrero de 2011, pág. 17.

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