martes, 17 de abril de 2012

La conservación de la biodiversidad en Veracruz

La conservación de la biodiversidad de Veracruz[1]

Edgar J. González Gaudiano[2]

Hace unos días el Mtro. Víctor Alvarado Martínez, Secretario de Medio ambiente del estado de Veracruz instaló el grupo de seguimiento para la formulación de la Estrategia Estatal para la Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad de Veracruz. Se trata de un grupo de alrededor de 20 personas representantes de los sectores gubernamental, académico y de la sociedad civil organizada. Entre las tareas de dicho grupo están las de participar en tres talleres regionales previstos, revisar y opinar sobre los documentos de trabajo que se vayan generando y difundir los resultados a la sociedad. Se tiene programada una consulta pública del borrador que se obtenga del proceso, antes de elaborar un documento final. La idea como se dijo en la reunión es cambiar el paradigma de que la conservación de la biodiversidad ocurre sólo en las Áreas Naturales Protegidas, porque la mayor parte de la biodiversidad se encuentra fuera de ellas.

El proyecto de elaborar estrategias estatales inició desde el 2002 y está impulsado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Sustentabilidad (Conabio), que también participó en  la reunión. A la fecha, salvo algunos estados del norte del país, todos los demás se encuentran involucrados en esta tarea con distintos grados de avance.  Hay un apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Como puede inferirse, se pretende que el estado haga su parte en la toma de medidas efectivas y urgentes para detener la acelerada pérdida de la biodiversidad. Es un problema complejo porque en él convergen numerosos factores desde las actividades productivas y el cambio de uso del suelo, hasta los temas demográficos, de pobreza y de patrones de consumo, entre otros. Pero también porque existe una desarticulación de políticas en todos los niveles de gobierno, que suele generar antagonismos diversos entre medio ambiente, agricultura, el sector energético y turismo, por citar sólo unos cuantos. Por ejemplo, la frontera agrícola ha llegado a su límite, pero los planes de dependencias gubernamentales del sector agropecuario siguen considerando su expansión a costa de valiosos ecosistemas que nos proveen de servicios ambientales indispensables.

No bastante, uno de los problemas que personalmente considero más importantes es que la población en general no se ha percatado de la importancia que tiene el tema de la biodiversidad para su propia vida. Sigue viéndolo como ajeno, distante, por lo que cuando se presentan conflictos diversos que la ponen en peligro, no se involucra en su defensa. En Veracruz tenemos múltiples casos que pueden ejemplificar esta actitud; por ejemplo, en relación con la minera Caballo Blanco, la ampliación del Puerto de Veracruz y las micro represas del río pescados.

Pero hay otros asuntos que sin tener las implicaciones de los anteriores se ven como algo natural, tolerado, como parte de nuestros usos y costumbres, pero producen impactos multiplicados y persistentes, como la deforestación, el desperdicio y la contaminación del agua, el desorden en el crecimiento de los núcleos urbanos, el uso indiscriminado e incontrolado de pesticidas y otros agrotóxicos de distinto tipo, entre otros muchos. Hay cinco amenazas para la biodiversidad incontrovertiblemente identificadas: pérdida de hábitat, alteración y fragmentación de ecosistemas, sobreexplotación de poblaciones de especies silvestres, contaminación, especies invasoras y el cambio climático.

Contra lo que mucha gente podría creer, la protección de la biodiversidad no es un problema para los expertos. Ellos han de hacer su trabajo en la conservación de hábitats y el impulso a programas de reproducción in situ y ex situ; pero es, antes que nada, una responsabilidad en la que todos hemos de involucrarnos mediante medidas que sí están al alcance del ciudadano común, tales como: evitar adquirir fauna y flora extraída del medio silvestre sobre todo la que está en peligro de extinción (aves, reptiles, orquídeas, cactus, etc.) también evita adquirir sus productos (huevos de tortuga, artesanías con pieles o conchas de especies protegidas, etc.). La compra como mascotas de especies traídas de otros países aparentemente inofensivas están generando graves problemas a la biodiversidad local, como el caso del pez león que ya llegó a Veracruz. La Conabio reconoció en 2005 un total de 780 especies invasoras en México: 647 especies de plantas, 75 de peces, 2 de anfibios, 8 de reptiles, 30 de aves, 16 de mamíferos y 2 de invertebrados.  Se estima que 12% de las aves y 20% de los mamíferos que se han extinguido en el país fueron por esta causa.

En general hay que cuidar nuestros estilos de consumo. La suma de esfuerzos individuales bien orientados y mejor aún, organizados, así como de buenas prácticas cotidianas puede tener efectos sinérgicos muy positivos. Seamos más exigentes en el momento de comprar; verifiquemos el origen de los productos. También contribuimos a la protección de la biodiversidad comprando alimentos frescos y de temporada, producidos en la región, que no estén sobre-empacados y congelados. Que no impliquen trasladarlos desde muchos kilómetros de distancia con altas huellas de carbono y sobreprecio. Al hacerlo estamos apoyando a los productores locales e indirectamente creando fuentes de trabajo; esto es, contribuyendo a resolver problemas de nuestro entorno. Todo esto sí es algo que podemos hacer. No hay excusa que valga.



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el martes 17 de abril de 2012. p. 7.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. www.edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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