lunes, 17 de septiembre de 2012

El escudo nacional y el medio ambiente [1]


Edgar J. González Gaudiano [2]

Un símbolo es una representación cuyo significado es ampliamente compartido y exterioriza gráficamente una idea o pensamiento que opera como convención en una comunidad. Estamos por doquier bombardeados por múltiples símbolos (religiosos, químicos, de tráfico, unidades de medida, etc.). Un símbolo está compuesto de varios elementos, pero el conjunto significa mucho más que sus partes por separado o juntas. Todo símbolo lleva implícitos mensajes que pueden ser interpretados de diversos modos y en distintos planos de realidad; la polisemia o pluralidad de sentidos es un carácter universal de todo símbolo. 
Para los mexicanos nuestros símbolos nacionales como la bandera, el himno y el escudo nos son muy preciados. El escudo nacional siempre me ha sido especialmente significativo. Es historia y leyenda. Me significa una raíz, un destino, la fundación de una nación. La imagen del águila devorando una serpiente representa el triunfo del sol sobre la luna, de la luz sobre la obscuridad, el renacer de cada nuevo día, la fortaleza del espíritu humano para vencer las adversidades.
El que el águila esté posada sobre un nopal es también significativo, pues el nopal es una planta muy mexicana que nos sirve de alimento. Sus frutos, las tunas, aluden al corazón humano y para la simbología azteca, representa el sacrificio, la ofrenda, el tributo por el nuevo día.
El islote en medio del lago representa el esfuerzo, el desafío a vencer y el agua, elemento vinculado a la luna, a lo femenino, a lo dador de vida, al nacimiento. La serpiente para los pueblos mesoamericanos no posee el significado que le otorga el cristianismo relacionado con el mal. La serpiente por ser un animal cuyo cuerpo toca totalmente la tierra posee poderes y virtudes positivas especiales.
Enrique Florescano, conspicuo historiador y estudioso de nuestros simbolismos homenajeado el día de hoy por la Universidad Veracruzana, interpreta que la lucha entre el águila y la serpiente es una metáfora sobre la invasión de los pueblos seminómadas del norte (el águila) que se impusieron sobre los pueblos agrícolas de Mesoamérica (la serpiente). Mediante este símbolo los aztecas representaban su dominio, donde el fiero Huitzilopochtli (el águila) vence al sabio Quetzalcóatl (la serpiente). Un símbolo de conquista.
Durante la temporada de Septiembre patrio cuando veo la festividad que rodea nuestra lucha por la independencia y la reverencia hacia el simbolismo nacional, no dejo de asociar los elementos del escudo con la situación que guarda ese entorno natural en el que se inscribe la leyenda.
El lago en el que se fundó la gran Tenochtitlán desapareció hace mucho tiempo y el agua que tiende a recuperar ese espacio que le pertenece, es permanentemente desalojada fuera de la cuenca del valle de México mediante una compleja y vasta red de túneles y canales, que desde tiempos coloniales han puesto de manifiesto el desconocimiento del funcionamiento de ese ecosistema en general y del manejo del agua en particular, que pone en severo riesgo el propio funcionamiento de esa gran urbe metropolitana
Han desaparecido de ahí también las abundantes especies vegetales y animales que caracterizaban esa idílica región, la más transparente, diría el recientemente fallecido Carlos Fuentes, otro gran intérprete de la identidad mexicana. Seguimos siendo a pesar de todo un país biomegadiverso porque contamos con un patrimonio natural y cultural envidiable para otras naciones, pero no sabemos cuidar ninguno de los dos.
 Incluso el águila real mexicana, la del escudo nacional, se encuentra en peligro de extinción. Esa altiva especie que flotaba sobre los aires del territorio que hoy es México, desde el estado de Puebla y el norte de Guerrero hasta todos los estados del norte, hoy apenas sobrevive debido a la destrucción del hábitat, al uso de pesticidas y agroquímicos, a las torres de alta tensión y al comercio ilegal para coleccionistas y uso en la cetrería de otros países. De seguir así nuestro simbólico escudo nacional habrá perdido en la realidad, también a su elemento central de la identidad mexicana.
Para que ¡Viva México! debemos ponerle más y mejor atención a nuestro medio ambiente.


[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 17 de septiembre de 2012, pág. 4.
[2] Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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