martes, 9 de octubre de 2012

El decenio de la educación para el desarrollo sustentable 2005- 2014 y más allá[1]


Edgar J. González Gaudiano[2]

Asistí durante jueves y viernes pasado a una reunión de representantes de Cátedras UNESCO sobre educación para la sustentabilidad en la sede de este organismo multinacional en París, Francia. Para mi sorpresa, estuvimos presentes sólo 13 representantes de los cuales 8 eran de universidades europeas. Apenas dos países latinoamericanos invitados: México y Costa Rica. La reunión estuvo diseñada como un taller de consulta para definir las acciones a emprender para  los dos últimos años del Decenio de la Educación para el Desarrollo Sustentable (2005-2014) y empezar a organizar las ideas para proseguir las tareas más allá de este periodo.
Entre la información que se nos proporcionó se anuncia una Conferencia Mundial sobre Educación para el Desarrollo Sustentable, convocada por la propia UNESCO  el gobierno de Japón, del 10 al 12 de noviembre de 2014, en Aichi-Nagoya, Japón bajo la proclama “Aprendiendo hoy para un futuro sustentable”. Habrá una serie de reuniones previas con grupos específicos (universidades, empresarios, etc.) del 4 al 8 del mismo mes en Okayama, Japón.
Esta gran conferencia de cierre de un decenio aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2002 se propone revisar lo que se ha logrado en esta materia e identificar las lecciones aprendidas, para desarrollar mejores estrategias mediante las cuales la educación para el desarrollo sustentable puede reforzar la calidad de la educación y acelerar la acción conjunta para el tránsito hacia la sustentabilidad, así como establecer la agenda post-2014 con estos propósitos.
Se parte de reconocer que una innovación como la que se propone inducir la educación para el desarrollo sustentable en los sistemas escolares de todos los niveles y modalidades educativas y fuera de ellos, no puede consumarse en una década. Esto porque implica enfrentar toda una serie de resistencias, costumbres, tradiciones y desviaciones muy enquistadas en los procesos educativos, que los han vuelto muy conservadores y refractarios a aquello que huela a cambio, pese a admitirse que vamos a la zaga de la sociedad y de la ciencia. Esta resistencia es mayor cuando se trata de transformaciones de fondo no sólo de contenido educativo sino de su pedagogía, como los que se promueve con la educación para el desarrollo sustentable.
En México no hemos sido simpatizantes del concepto educación para el desarrollo sustentable. Preferimos usar el de educación ambiental para la sustentabilidad, que creemos responde mejor no sólo a una trayectoria de esfuerzos emprendidos desde hace casi treinta años en el país, que con grandes dificultades ha comenzado a tener efectos institucionales, sobre todo en la Secretaría de Educación Pública federal y en los estados.
Pero también porque al interior de la forma de educación ambiental para la sustentabilidad que se ha promovido en nuestro país, hemos ido construyendo, también con dificultades, un campo educativo que no ha estado restringido a la conservación de la naturaleza ni a contribuir a alcanzar los fines de la gestión ambiental, que es lo que le ha sido criticado en otros países. Hemos ido creando articulaciones de distinto tipo y en diversos grados con otras prácticas educativas que en un principio se mantenían independientes y con las que cada vez más encontramos propósitos y espacios afines, tales como la educación intercultural, para el desarrollo rural y urbano, para el consumo sustentable, para la equidad de género, para la salud y para los derechos humanos, entre otros, que le han dado a la educación ambiental un fuerte sustrato social, económico, cultural y político compartido.
Desde esta praxis, trabajar desde la educación ambiental para la sustentabilidad un tema complejo como el del cambio climático, obviamente no se enfrenta a partir de una perspectiva de alfabetización científica con base en el modelo del déficit informativo. Es decir, pensar que con proporcionar a la gente contenidos provenientes de las ciencias del clima y sus problemas asociados es condición necesaria y suficiente para que la gente cambie su relación con el medio ambiente y disminuya su huella de carbono. Eso es de una tremenda ingenuidad, pese a que es justamente lo que se ha estado haciendo y no sólo en México.
La educación ambiental para la sustentabilidad enfrenta el cambio climático desde muchas esferas: la cognitiva, la experiencia social, la cultura local, la situación económica, el riesgo, la vulnerabilidad y la resiliencia social, por mencionar algunas.
Para revisar estos enfoques y evaluar también lo que hemos estado haciendo en México, así como para discutir nuestros resultados por precarios que puedan parecer, nos reuniremos en el III Foro Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, a celebrarse del 20 al 23 de octubre de 2012 en Boca del Rio, Veracruz. Los esperamos. Véase: www.foroeas.org.mx



[1] Publicado en La Jornada Veracruz, el martes 9 de octubre de 2012. pag. 6.
[2]Coordinador da la Cátedra UNESCO – UV "Ciudadanía, educación y Sustentabilidad del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx

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