lunes, 15 de octubre de 2012

La educación para la sustentabilidad en los acuerdos multinacionales[1]


Edgar J. González Gaudiano[2]

Una de las propuestas surgidas de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable, que tuvo lugar en Johannesburgo, Sudáfrica en 2002, fue la de promover una Década de la Educación para el Desarrollo Sustentable. Esta década se aprobó celebrarla del 1 de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2014. Estamos entonces entrando en la fase final del periodo y circulan ya algunos reportes oficiales sobre los avances logrados.
        Si veinte años no es nada, una década es la mitad de eso y más tratándose de procesos educativos y culturales cuyos resultados más importantes se constatan en el mediano y largo plazos. Por lo que como era de esperarse, la UNESCO señala que han habido considerables progresos hacia la Educación para el Desarrollo Sustentable (EDS), toda vez que es cada vez más visible en los debates y reflexiones mundiales tanto sobre educación como sobre desarrollo sostenible. Una prueba son las importantes menciones en el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Rio de Janeiro, 2012) y el hecho de que en un creciente número de países el tema se considera un componente básico para mejorar la calidad de la educación.
Sin embargo, la UNESCO también admite que sigue siendo necesario un trabajo de promoción estratégica de la EDS ante muy diversos interlocutores, entre otros fines para ser tenida debidamente en cuenta en el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los de la Educación para Todos. La Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Educación para el Desarrollo Sustentable (Japón, 2014) revestirá especial importancia en este propósito.
Pero para ser eficaz, toda labor de promoción debe basarse en datos empíricos, por lo que queda mucho trabajo por hacer para poder aducir de modo convincente que la EDS es un elemento clave de la educación de calidad y uno de los medios más eficaces para responder a desafíos como el cambio climático o la pérdida de diversidad biológica; también se considera prioritario atribuir menos importancia a las cuestiones de coordinación y promover una acción más concreta y a mayor escala; integrar la EDS en todos los ámbitos y niveles del sistema educativo mediante planteamientos que movilicen a cada institución en su conjunto, así como poner más el acento en actividades locales o que cuenten con respaldo comunitario, así como en aquellas en las que participe la población joven.
Por todo ello, la UNESCO propuso a su Consejo Educativo en su sesión que se celebra entre el 3 y el 18 de octubre del presente año, dos opciones para darle continuidad a las acciones impulsadas durante la Década.
La primera opción era poner en marcha un segundo decenio. Los decenios de Naciones Unidas se declaran cuando se considera pertinente realizar esfuerzos concertados de promoción y un marco de referencia que encuadre las actividades durante un periodo determinado sobre un tema en particular. Cuando se opta por un segundo decenio es porque asume que no se han cumplido en grado suficiente los objetivos del primero y/o cuando en el transcurso de este han surgido nuevas necesidades. Dos ejemplos son el Segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo (2005-2015) y el Segundo Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza (2008-2017), ambos actualmente en curso.
La segunda opción presentada al Consejo Ejecutivo para darle continuidad al decenio fue definir un marco programático. En este tipo de planteamiento, a semejanza de la opción anterior, se enfatiza la importancia del tema a escala mundial y se define un marco de referencia para impulsar actividades a todos los niveles. A diferencia de un decenio, un marco programático carece de plazo fijo y permite que los principales ejes de trabajo vayan cambiando. Al no tener un límite temporal permite perseguir objetivos a largo plazo, que no se pueden cumplir en solo diez años.
La proclamación de un marco programático requiere la creación de un nombre o una ‘etiqueta’ de nuevo cuño y puede exigir, en parte, mecanismos nuevos o adaptados. Cuando el Decenio de las Naciones Unidas para la Educación para los Derechos Humanos (1995-2004) concluyó se puso en marcha el Programa Mundial para la educación en derechos humanos (2005-en curso), estructurado en fases consecutivas, cada una con su propio plan de acción.[3]
Durante la sesión del Consejo Ejecutivo celebrada el día 13 de octubre se aprobó recomendar un marco programático a la Conferencia General en su 37ª reunión, para transmitirla a la Asamblea General de las Naciones Unidas y que esta se pronuncie al respecto en su sexagésimo noveno periodo de sesiones (2014), de modo que el seguimiento del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable se realice sin discontinuidad después de 2014, con el liderazgo de la UNESCO.
Para abordar este y otros muchos asuntos, les esperamos en el III Foro Nacional de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, a celebrarse del 20 al 23 de octubre de 2012 en Boca del Río, Veracruz.[4]


[1]Publicado en La Jornada Veracruz, el lunes 15 de octubre de 2012, pág. 6.
[2]Coordinador de la Cátedra UNESCO – UV “Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo”. http://edgargonzalezgaudiano.blogspot.mx
[3]Puede verse la propuesta completa en http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002172/217210s.pdf
[4]Véase www.foroeas.org.mx

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